Archivo del Autor: mujerpalabra

Árbol del conocimiento (1913), de Hilma af Klint

Exposición en Estocolmo * Exposición en Málaga (abierta hasta febrero 2014)

La serie “describe el instante en el que la pasión ha conseguido penetrar una parte del alma humana” (Hilm af Klint)

Nota sobre colores: el azul era lo femenino (naturaleza) y el amarillo lo masculino (pensamiento). No es que sea genial la insistencia de la cultura en disociar a las mujeres de tener mentes humanas inteligentes, pero esto ocurrió hace más de cien años… michelle

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Dibujo para el futuro – Emma Kunz

Mis dibujos son para el siglo 21. Convierten la composición y la forma en dimensión, ritmo, símbolo y transformación de los números y los principios.

Emma Kunz

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Sobre el amor, de Bessie Head

“El amor es tan poderoso, es como las flores que no se ven bajo nuestros pies cuando caminamos”

“Love is so powerful, it’s like unseen flowers under your feet as you walk” – Bessie Head

Web de Bessie Head, escritora de Botswana

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(Te desconoces, te desconoces) Blanca Andreu

Di que querías ser caballa esbelto, nombre
de algún caballo mítico,
o acaso nombre de tristán, y oscuro.
Dilo, caballo griego, que querías ser estatua desde hace diez mil años,
di sur, y di paloma adelfa blanca,
que habrías querido ser en tales cosas,
morirte en su substancia, ser columna.

Di que demasiadas veces
astrolabios, estrellas, el nervio de los ángeles,
vinieron a hacer música para Rilke el poeta,
no para tus rodillas o tu alma de muro.

Mientras la marihuana destila mares verdes,
habla en las recepciones con sus lágrimas verdes,
o le roba a la luz su luz más verde,
te desconoces, te desconoces.

Fuente: Blanca Andreu, De una niña de provincias que se vino a vivir en un Chagall (1986)

 

 

 

 

 

 

Blog de Blanca Andreu

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Del sexo como tecnología biopolítica, por Beatriz Preciado

El sexo, como órgano y práctica, no es ni un lugar biológico preciso ni una pulsión natural. El sexo es una tecnología de dominación heterosocial que reduce el cuerpo a zonas erógenas en función de una distribución asimétrica del poder entre los género (femenino/masculino), haciendo coincidir ciertos afectos con determinados órganos, ciertas sensaciones con determinadas reacciones anatómicas.

(…) El sistema heteroxexual es un aparato social de producción de feminidad y masculinidad que opera por división y fragmentación del cuerpo: recorta órganos y genera zonas de alta intensidad sensitiva y motriz (…) que después identifica como centros naturales y anatómicos de la diferencia sexual.

Los roles y las prácticas sexuales, que naturalmente se atribuyen a los géneros masculino y femenino, son un conjunto arbitrario de regulaciones inscritas en los cuerpos que aseguran la explotación material de un sexo sobre el otro. Nota 4

Nota 4. Ver Monique Wittig, “The Category of Sex”, The Straight Mind, Boston, Beacon Press, 1982.

FuenteManifiesto Contrasexual, de Beatriz Preciado (2002). Página 22.

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Ejércitos y religiones del planeta!

Ejércitos y religiones (y budismos) del planeta: NO PUEDE haber ni DIGNIDIDAD ni INTELIGENCIA humana si seguís insistiendo en la OBEDIENCIA CIEGA.

¿No lo entendéis?: ¿que consciente e inconscientemente apoyáis el mundo conceptual de la violencia extrema?

¿Por qué le hacéis esto a la inteligencia humana, que puede tanto más de aquello a la que la condenáis?

Inteligencia feminista s. 21, mujerpalabra.net

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Pensar, por Hypatia de Alejandría

Defiende tu derecho a pensar porque incluso pensar de manera errónea es mejor que no pensar.

En el fresco de Rafael, “La escuela de Atenas”, el (único) personaje que mira a quien mira el cuadro es Hypatia (la única pensadora que habría en el cuadro). Es un retrato imaginario. (Rafael se autoretrata en único hombre en el extremo de la derecha –pincha en la imagen para ver el fresco entero–, que también mira a quien mira.*) Considerando la importancia de Hypatia en su época, lo raro es que no esté retratada, pero destruirían sus retratos posiblemente, dada la horrible muerte que la dieron sus asesinos.
*info rectificada gracias al aviso de Patricia Toledo! Abrazos sororos

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La infancia (empezar a ser leyenda) – Gertrude Stein

EMPEZAR ES MÁS INTERESANTE QUE ACABAR

(…) Y está también la naturaleza y su evolución y está también el volver a casa antes de que se haga de noche después de jugar y también está el principio de ser una leyenda. Puedes convertirte en una leyenda en cualquier momento entre la niñez y los catorce años (…) pueden convertirse en leyenda si tienen un perro detrás dentro de la cesta de una bicicleta, pueden convertirse en leyenda si llevan una flor en cada mano, pueden convertirse en leyenda si tuvieran un accidente y perdieran un dedo, pueden convertirse en leyenda si pasean de acá para allá de la mano y el ojo de uno de ellos está siempre cerrado. Pueden convertirse en leyenda y lo hacen porque una leyenda cualquiera entre la niñez y los catorce años se convierte en leyenda, en pura leyenda. (…) Todo era como un sueño y muy emocionante. (…) Cuando mi hermano y yo caminábamos y caminábamos en dirección a las montañas por los caminos llenos de polvo, y nos íbamos y volvíamos y todo y nada ocurría mientras tanto, éramos una leyenda en aquel tiempo, sólo entonces. Cuando nos íbamos de acampada y arrastrábamos con nosotros un pequeño carro y dormíamos abrazados y cualquier niño o cualquier niña podía haber sido lo que cualquier niña o cualquier niño era, éramos leyenda entonces, éramos legendarios entonces.

Del libro Guerras que he visto, de Gertrude Stein
Página dedicada a Gertrude Stein en mujerpalabra.net

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La Gorda, por Laura Tasada

El registro que tengo de su cara es el mismo, mientras que la mía ha envejecido, y no puedo menos que llorar sobre el tiempo no pasado por su cara, que me mira niña desde el sepia de las fotos en blanco y negro, con el bordecito recortado como encaje.

Lee el artículo La Gorda, de Recuerdos para el vacío de tu ausencia – en Mujer Palabra.

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Ir a la escuela, Domitila Barrios de Chungara

Entonces mi padre me dijo que dejara la escuela, porque ya sabía leer y leyendo podía aprender otras cosas. Pero yo no acepté y me puse fuerte y seguí yendo a clases.

De su libro Si me permiten hablar… (con Moema Viezzer)

 

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