Cita extraída del libro “Sexualidad femenina en diversas culturas. De ninfómanas a decentes” (Chiado, 2012), por Francisca Martín-Cano
Es imprescindible incluir la visión feminista
(…) A final del siglo XX algunos investigadores, sabedores del imperialismo cultural machista, empezaron a poner en entredicho el paradigma patriarcal –generalizado en los manuales académicos– que defendía la visión dramática de la mujer prehistóri ca como objeto sexual y sustentada por cazadores. Y cada día aumentan los estudiosos que están dedicados a la revisión del lpalsado, sin seguir los monocarriles condicionantes que sólo han llevado a los historiadores androcéntricos a metas erróneas.
(…) nuestras nociones sobre el pasado, epistemologías, campos de investigación, metodologías e interpretaciones están lejos de ser neutrales… (…)
En lo que muchas personas están ya de acuerdo es que para avanzar en el conocimiento del pasado, se necesita sentido crítico y apertura de mente para integrar la visión sesgada masculina-machista, con la incorporación de la visión complementaria, la femenina, o mejor dicho, la feminista: para terminar con la opresión de la mujer en nuestra sociedad hay que reconocer que las descripciones masculinas del mundo son incompletas. Las mujeres sólo pueden obtener poder y autoridad si optan por reescribir la vieja (y masculina) historia política usando nuevas categorías para el análisis.
Martín-Cano firmando ejemplares en la presentación del libro (Madrid, junio 2012)
Y desde luego, es imprescindible introducir el factor del género para conocer el pasado y desenmascarar la supuesta neutralidad de los historiadores machistas y a veces, además, misóginos, que han sido portavoces sumisos de la visión patriarcal: planteo aquí algunas de las estrategias con las que las mujeres están empezando a asumir el control sobre su propio pasado. Para ello resulta indispensable la perpectiva que aporta el feminismo. Y no porque se trate sólo de un remedio, sino porque cuestiona lo que durante tanto tiempo ha sido considerado importante y porque supone una protesta política en contra de hacer un pasado exclusivo de los hombres.
Y si tal labor la asumen también varones profeministas/antisexistas, ¡bienvenidos sean a la tarea de reevaluar y criticar el conocimiento que nos ha vendido el punto de vista machista! Y afortunadamente, desde que en el siglo XX muchas mujeres se acercaron a todas las disciplinas, de las que habían estado injustamente excluidas durante cientos de años, empezaron también por fin a dar interpretaciones plausibles y válidas a los hechos del pasado, casi siempre enfrentadas a las que habían sido dadas hasta entonces por varones.
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