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Pensamiento - Artes

Volver a Artes Sueño para comprender el valor del arte abstracto y similares

michelle

Para sacar a la Biblioteca de Mujeres de un apuro, me ofrecí a dar un taller sobre Gertrude Stein en unas jornadas sobre escritoras que se celebraron allí. Soy un poco kamikaze y siempre me arrepiento de impulsos así. En esta ocasión, estaba muy estresada aún porque no sabía cómo iba a explicar el valor de la obra de la autora, concretamente, el valor del arte abstracto. Por suerte, la noche antes del taller, tuve este sueño, que fue el que le conté al público que participó en el taller (lo retoco aquí pero en el vínculo anterior está la versión primera):

En un edificio antiguo, con suelos de parqué rayado que cruje y altísimos techos, hay una exposición de arte. Las piezas están "protegidas" del público por esos cordones gruesos con borlas en los extremos. El artista me pide que mire su obra expuesta y que le comente qué pienso de su evolución.

Entro en la sala, a mi izquierda empiezan una serie de grupos escultóricos. Me sitúo frente al primero. Aunque todos se componen de muñecas al estilo de las de porcelana (pero no son de porcelana), las muñecas son de tamaño natural. Son todas mujeres, pero como antiguas, y están sentadas. En el primer grupo, hay dos. Una, ante un pupitre de tamaño real, la tengo frente a mí. Y más cerca de mí, pero en un inevitable segundo plano, sentada en una silla hay otra mujer. Me acerco porque soy miope y al pisar más cerca del grupo, las dos muñecas mueven al tiempo la cabeza hasta colocarla como mirándome. Me miran, sí. "Ingenioso", pienso.

Sin embargo, estoy confusa: no me lo creo. No creo que ese arte sea verdadero. Es como una historia vieja, sin conexión con el autor, un tema, muerto. No me creo que ese hombre (joven) esté haciendo esas esculturas como de tías y abuelas.

Voy al segundo grupo y esta vez las mujeres están todas en pupitres de su tamaño, como una clase. Hay cestas con huesos. Un tercer grupo me espera... He perdido todo interés...

Y entonces veo, por el rabillo del ojo, que la sala, que tuerce como en pico de uve, pasa a exponer lienzos. "Ah! Pasa al lienzo, esto me lo creo más" y veo que los lienzos parecen tener una raya inclinada y el resto distinto, como si empezara una investigación en torno a una raya inclinada. Me siento aliviada y, bueno, a punto de preguntarme cuál es la conexión, cuando de pronto mi amiga Cristina Albert (que hizo el decorado para este taller), desde otra sala, me da la respuesta:

"Eh, michelle, ¿te has fijado que todos los grupos escultóricos están torcidos?" Voilá! Miro los grupos de muñecas gigantes: sí, todos tienen una inclinación. Seguro que fue involuntaria, por parte del autor!!! Seguro que al darse cuenta ha empezado su investigación!!

Lo comprendo: el artista, en su evolución, ha encontrado su verdadero tema de interés: no era la cuestión que él más o menos comprendía o quería representar, era algo que le había salido de manera inconsciente y que era suyo: esa inclinación no buscada. Y en su evolución, decide que es más interesante investigar lo que no conoce de sí mismo. En cuanto que se da cuenta, se abre una pasión de búsqueda, y empiezan los cuadros con una raya inclinada.

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Publicado en mujerpalabra.net en febrero 2011