Tipos de activismo y Modos de organización/ participación (1)
Por michelle
Septiembre 2007
Hace muy pocos años, algunas activistas no sabíamos que lo que estábamos haciendo era generar un funcionamiento en red particular, transformador. Conocíamos la palabra pero no la asociábamos a nuestro modo de trabajar (ni la disociábamos, es sólo que no lo habíamos pensado o hablado). En los años noventa, lo que yo asociaba a Red era lo que hacían grupos como Amnistía Internacional con su Red de Emergencia, que se ponía en funcionamiento en un momento dado al llegar una información concreta y que, a modo de esquema de ramificaciones dibujando una pirámide, iba movilizando cada vez a más gente, para que toda esa gente hiciese algo concreto al mismo tiempo: enviar una carta denuncia a un gobierno, por ejemplo. Un modo de organización del trabajo.
En esos años, lo que ahora llamamos "red" refiriéndonos a un modo de participación (u organización) particular: el que posibilita el que todo el mundo participe en la medida de sus posibilidades, no lo llamábamos "red" necesariamente, sino a veces "foro" (físico) o "reunión internacional" de grupos autónomos y personas simpatizantes... Cogiendo más distancia, también hablábamos de "movimiento" cuando nos referíamos a eso, pero yendo más allá del condicionamiento físico. Así, el movimiento pacifista, por ejemplo, éramos toda la gente, organizada en grupos diversos o suelta, que hiciera algo relativo a las ideas que sustentan esa lucha social por conseguir que el ser humano descarte la violencia como medio para la resolución de sus conflictos o ¡medio de relación! "Foros internacionales" y "movimiento" iban unidos, siendo los primeros un reflejo de parte de la realidad del segundo.
Para la gente activista, siempre hay tanto trabajo, que muchas veces no pensamos ni hablamos cosas que deberíamos ir sabiendo conscientemente. Luchar por una transformación de raíz en la sociedad implica incluirnos como productos culturales susceptibles de reproducir eso que combatimos. Voy a acuñar unos términos para plantear aquí unas ideas: "activismo de defensa/ respuesta" y "activismo transformador". Llamaría "a. transformador" al que aspira a cambiar radicalmente la sociedad, desde la raíz, abordando acciones pero también mentalidades y modos de hacer; y llamaría "a. de defensa/ respuesta" al que se ocupa de combatir los abusos. Ninguno es mejor o peor que el otro; los dos son necesarios, coinciden en unas áreas y se diferencian en otras. No es raro que ambos tengan algo del otro. En cualquier caso, lo que es (o debería ser) prioritario para uno no es prioritario para el otro. ¿Qué es lo prioritario en un grupo de defensa de los derechos humanos? Quizá, que defiende los derechos humanos de personas concretas (podríamos seguirlo de que conciencian a la sociedad para que los respete, pero pienso que lo prioritario sería salvar a gente de inmediato). ¿Qué es lo más valioso que aporta el pacifismo? Esto es más difícil de responder, pienso. ¿Son pacifistas quienes creen que su religión les prohíbe usar la violencia?¤ Voy a ignorar esta cuestión, para centrarme en el pacifismo político, pues no considero transformador al religioso: ¿Se puede decir que lo fundamental que aporta el pacifismo a la sociedad es la lucha contra el aparato militar de un país? No lo sé, no lo creo. Es eso pero es más: abolamos hoy los ejércitos y la gente los generará de inmediato mañana. No se puede luchar por la abolición de los ejércitos si no se está mostrando de paso que existe otra manera de hacer las cosas, de resolver los conflictos, ¡de concebir el conflicto! Lo que quiero decir es que en el activismo transformador no podemos separar el tema más fácilmente visible (p.e., objeción de conciencia) del modo en que se lucha (p.e., usando medios noviolentos), es decir, no podemos dejar de ofrecer un modelo alternativo de enfocar, concebir y hacer las cosas. Sin embargo, en el activismo de respuesta sí podemos, de hecho, es o se siente como necesario, por la sencilla razón de que es urgente, imperativo, llegar cuanto antes al mayor número de personas.
Por decirlo medio metafóricamente, el activismo de defensa se ve obligado a hablar el lenguaje que la sociedad comparte y entiende para presentar su prioridad, y el activismo transformador, aun teniendo que ser entendido, tiene que buscar otro lenguaje. La sociedad se resistirá a esas palabras y mensajes "raros" del activismo transformador (o "ridículos", porque todo lo que amenaza debe ser destruido, por la burla, en el mejor de los casos) porque la sociedad es conservadora de su estado de organización y el activismo transformador tiene el objetivo de cambiarlo. Pero el activismo transformador no puede renunciar a esa función, porque para ofrecer un modelo de organización de la sociedad diferente al que tenemos, las prioridades en la práctica no pueden excluir las cosas que se hacen para ofrecer un modelo alternativo de organización social.
La dificultad mayor para el activismo de respuesta, de defensa frente al abuso, está en conseguir movilizar al mayor número de personas posible. La dificultad mayor para el activismo transformador, pienso, es la de no descuidar las maneras de hacer las cosas. En el pacifismo (político) es fundamental la idea de que los medios son los fines, la aspiración es usar medios que sean coherentes con los fines. Esto implica que tiene que ser crucial el modo de hacer las cosas. Pero en la práctica, no lo es. No digo que se intente y salga mal, digo que ni se plantea las más de las veces, y que eso no debería ser así. Sin duda, hacemos lo que podemos (por eso deberíamos darle siempre la bienvenida a la crítica, de hecho), pero en el pacifismo es tan fundamental analizar como actuar, pues se está abriendo camino, estamos generando modos de interactuar no prevalentes en sociedad, de los que puede incluso que no tengamos ni modelos, de los que puede que ¡ni seamos conscientes!
Quizá tendríamos que hablar inicialmente si pretendemos ser transformadores radicales o si queremos centrarnos en combatir un efecto de la violencia. Quizá ahí está el quid de la cuestión. No obstante, por mi experiencia yo diría que a la gente del pacifismo (político) le preocupa la cuestión de los medios y sabe de la debilidad que tiene entre dar talleres sobre eso a la población y usar eso y/o priorizar eso internamente.
Estamos en una época en que se están generando muchas maneras de hacer las cosas porque cada vez participa más gente en la lucha social, cada vez hay más luchas y eso me parece positivo si sabemos que somos parte del movimiento social, de toda una tendencia de evolución de nuestras sociedades. Una de las formas de hacer nuevas es híbrida: hay grupos que usando métodos tradicionales de organización (estructuralmente como en los partidos políticos, por ejemplo), empiezan a sentirse influidos por lo transformador e incorporan algunas herramientas más igualitarias o participativas, como por ejemplo, rotar de función dentro de los propios grupos de base (no las directivas, pero si entre la gente de base).
Respecto a la nueva aplicación de la idea de red, ¿en qué consiste? ¿Es el funcionamiento en red un modelo que puede servirnos para organizar nuestro trabajo? ¿No? O ¿en qué medida? El funcionamiento en red es para mí una evolución de la asamblea, en el sentido de que permite la participación de todo el mundo (una virtud, por cierto, de la lucha noviolenta frente a la lucha armada), sin establecer que tiene más valor esto que aquello: todo se aprovecha, todo es necesario, como en las situaciones trágicas (en las que muchas veces encuentras más solidaridad que en situaciones afortunadas). En una red pueden participar individuos y grupos, se trata de aprovechar lo que cada persona –organizada con otras o por sí misma– pueda aportar a la lucha social, y esto, por lo tanto, implica que no todo el mundo hace lo mismo: habrá gente que difunda información con su grupo, o con sus contactos, habrá gente que traduzca, done dinero, aporte ideas para el debate, limpie un local, ceda un espacio unas horas, o que vaya asiduamente a reuniones o acciones... el caso es que cada cual haga lo que puede hacer. A diferencia de la asamblea, el funcionamiento en red tiene la ventaja de que no implica presencia física necesariamente. Implica algún tipo de comunicación, de estar en contacto, pero le permite a cada cual aportar desde lo que desea y puede hacer. El funcionamiento en red sólo es posible, de hecho, cuando las personas implicadas están más interesadas en sacar adelante un trabajo que pueden y desean hacer, que en cuestiones del poder y prestigio (que tanto daño han hecho siempre a los movimientos sociales), por eso funciona tan bien en situaciones trágicas, y enfrenta tantos obstáculos en situaciones afortunadas a menudo. El funcionamiento en red es lo más parecido a una sociedad que se organiza en torno a la idea de respeto a la diversidad. Por otro lado, tiene la debilidad de que facilita aún más el que se sume gente cuyo objetivo consciente o inconsciente es reventar ese trabajo, o desnaturalizarlo estandarizándolo (volviéndolo "normal").
Con el crecimiento de la participación, algo totalmente positivo, allí donde se estaba desarrollando un modo de funcionamiento transformador, se está dando una tendencia inconsciente a organizarse de otra manera, de maneras "más prácticas" (la manera tan práctica que permitió que el grupo creciera, al ser transformadora, de manera inconsciente es descartada con el crecimiento del grupo): de pronto, se empiezan a cambiar los modos de participación: por un lado, los grupos pasan a considerarse legítimos representantes y contenido pleno de la red, y por otro, consecuentemente, empiezan a percibir como ilegítimo (ingerencia, amenaza...) cualquier aporte de "fuera". Se cae en los típicos problemas de identidad del ser humano, problemas, digo, porque construir la identidad se hace a costa de otras identidades (machismo, homofobia, clasismo, racismo, y todos los variados partidismos...).
No tiene por qué ser negativo un cambio en los modos de organización o participación, pero si se producen, es vital hacerlo visible, analizarlo en conjunto, convocando a una reunión de la red, es decir, no de los grupos, sino, como las asambleas, de quienes se sientan partícipes de la red. Quizá el participar en red sea difícil de llevar a cabo, pero ¿acaso no es más difícil abandonar la búsqueda de coherencia entre el fin y los medios, sobre todo cuando hay antecedentes de que existía, sobre todo cuando tu trabajo se inscribe en la corriente del activismo transformador? A veces pienso que las y los activistas transformadores no son conscientes de sus logros a menudo, conscientes de lo que están haciendo al abrir brechas. (Quizá sea porque, al final, se impone la mentalidad imperante y sólo contamos lo cuantificable, sólo podemos ver lo que ve "todo el mundo"...) Aún tenemos que identificar los problemas de ejecución, que se acentúan, pienso, con el crecimiento de la participación cuando, además (algo muy común ahora y contrario a lo que ocurría en los ochenta en el movimiento antimilitarista, p.e.) no hay grupos de discusión y estudio, ni entrenamientos, porque se supone que todo el mundo sabe, pero el hecho es que a poca gente le interesa el proceso, que sea una muestra de la sociedad que imaginamos, y todo el mundo parece querer cuantificar en su agenda listas de acciones.
Hay que actuar. Cuánto tedio y desesperanza me produce esa frase. Pensar (la mente-corazón) es actuar. Hasta en filosofía y lingüística nos han dicho que hablar es actuar; que la comunicación, el diálogo es actuación. No existe ninguna acción que esté desligada de la mente. Cómo es posible que sea tan difícil de entender. Acción y pensamiento son dos caras de una misma moneda y no se puede abandonar una para trabajar otra. No pueden desligarse. Cómo es posible que aún le demos credibilidad a la frase-ejecución de Hay que actuar. Actuar sin pensar es asegurar el status quo.
¤ Tendríamos que analizar si es pacifista la idea de que la religión debe organizar la vida social, pues en nuestra experiencia común, la vida social ha sido organizada por la religión y es bastante violenta, empezando por las "guerras santas", pasando por la justificación de que las mujeres deben someterse, servir a los hombres y ser castigas por ellos si no lo hacen, hasta decidir que ser homosexual es tener una enfermedad.
Versión imprimible Reflexiones Activista Tipos Activ. Modos Org (1), 4 pp
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