Dossier Gertrude Stein (DGS). Escrito y diseñado por MIchelle Reñé para un taller en la Biblioteca de Mujeres de Madrid en abril del 2001. Escenografía del taller: Cristina Albert. Moderadora del taller: Lola Robles. Música: Javier Albert.
GERTRUDE STEIN
EL CÓMO INCANSABLE Y LIBRE. PARÍS 1904-44
 
La guerra
La llamada Primera Guerra Mundial
Estaban en Mallorca, porque allí era más barato vivir que en París, por la guerra. Gertrude hablaba de automovilismo todo el tiempo con WiIliam Cook. A mitad de la guerra no pudieron resistirlo más y decidieron volver a París. Cook se hizo taxista. Gertrude y Alice...

Un día (...) vimos un automóvil Ford, conducido por una muchacha norteamericana (...) y en la carrocería se leían las palabras: Fondo Americano para los Heridos Franceses. Y yo dije: "Mira, eso es lo que vamos a hacer". Y dije a Gertrude Stein: "Por lo menos, tú conducirás el automóvil, y yo haré todo lo demás".
[La jefa de la organización dijo que se hicieran con un automóvil.] "Pero ¿de dónde lo sacamos?" Nos contestó: "¡De América!" Preguntamos: "Pero ¿cómo?". Y nos dijo: "¡Pregunten a alguien! ¡Entérense!". Y eso hizo Gertrude. Se lo preguntó a su primo, y, al cabo de pocos meses, recibíamos un Ford. Entretanto, Cook le había enseñado a conducir su taxi.
Pronto llegamos al campo de batalla y a las trincheras de uno y otro bando. Quienes no lo han visto tal como entonces se encontraba, jamás podrán imaginarlo. No sólo era terrible, sino también extraño. Estábamos habituadas a ver casas destruidas, e incluso pueblos, pero aquello era algo distinto. Era un paisaje. Un paisaje que no pertenecía a país alguno.

Recuerdo que, en cierta ocasión, una enfermera francesa comentó que lo únco que podía decir del frente era (...) "es un paisaje apasionante". Y eso era cuando lo vimos. Era algo muy raro. Camuflaje, cobijos, todo estaba allí. Era húmedo y oscuro, había poca gente, y una no podía determinar si esa gente era europea o si se trataba de chinos. Entonces la correa del ventilador del automóvil dejó de funcionar. Un coche de estado mayor se detuvo, y sus ocupantes nos la arreglaron con unas horquillas del pelo que les dimos. Todavía llevábamos horquillas.

(...) En Alsacia, nuestra tarea no consistía en ocuparnos de los heridos, sino de los refugiados. Los habitantes de aquella zona devastada regresaban a sus destruidos hogares y el Fondo Americano para los Heridos Franceses se había popuesto la misión de entregar a todas las familias que regresaban un par de mantas, ropa interior, calcetines de lana para niños y recién nacidos y también zapatitos para estos últimos.



Qué hay dentro de cada uno de nosotros que hace que lo sepamos todo de la guerra
Gertrude Stein


Fuente: Citas de "Autobiografía de Alice B. Toklas", por Gertrude Stein. Ir a Biblioteca de Mujeres

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