La
llamada Primera Guerra Mundial |
Estaban
en Mallorca, porque allí era más barato
vivir que en París, por la guerra. Gertrude hablaba
de automovilismo todo el tiempo con WiIliam Cook. A mitad
de la guerra no pudieron resistirlo más y decidieron
volver a París. Cook se hizo taxista. Gertrude
y Alice...
Un día (...) vimos un automóvil Ford, conducido
por una muchacha norteamericana (...) y en la carrocería
se leían las palabras: Fondo Americano para los
Heridos Franceses. Y yo dije: "Mira, eso es lo que
vamos a hacer". Y dije a Gertrude Stein: "Por
lo menos, tú conducirás el automóvil,
y yo haré todo lo demás".
[La jefa de la organización
dijo que se hicieran con un automóvil.] "Pero
¿de dónde lo sacamos?" Nos contestó:
"¡De América!" Preguntamos: "Pero
¿cómo?". Y nos dijo: "¡Pregunten
a alguien! ¡Entérense!". Y eso hizo
Gertrude. Se lo preguntó a su primo, y, al cabo
de pocos meses, recibíamos un Ford. Entretanto,
Cook le había enseñado a conducir su taxi.
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Pronto
llegamos al campo de batalla y a las trincheras de uno
y otro bando. Quienes no lo han visto tal como entonces
se encontraba, jamás podrán imaginarlo.
No sólo era terrible, sino también extraño.
Estábamos habituadas a ver casas destruidas, e
incluso pueblos, pero aquello era algo distinto. Era un
paisaje. Un paisaje que no pertenecía a país
alguno.
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Recuerdo
que, en cierta ocasión, una enfermera francesa
comentó que lo únco que podía
decir del frente era (...) "es un paisaje apasionante".
Y eso era cuando lo vimos. Era algo muy raro. Camuflaje,
cobijos, todo estaba allí. Era húmedo
y oscuro, había poca gente, y una no podía
determinar si esa gente era europea o si se trataba
de chinos. Entonces la correa del ventilador del automóvil
dejó de funcionar. Un coche de estado mayor
se detuvo, y sus ocupantes nos la arreglaron con unas
horquillas del pelo que les dimos. Todavía
llevábamos horquillas.
(...) En Alsacia, nuestra tarea no consistía
en ocuparnos de los heridos, sino de los refugiados.
Los habitantes de aquella zona devastada regresaban
a sus destruidos hogares y el Fondo Americano para
los Heridos Franceses se había popuesto la
misión de entregar a todas las familias que
regresaban un par de mantas, ropa interior, calcetines
de lana para niños y recién nacidos
y también zapatitos para estos últimos.
Qué hay dentro de cada uno de
nosotros que hace que lo sepamos todo de la guerra
Gertrude Stein
Fuente:
Citas de "Autobiografía de Alice B. Toklas",
por Gertrude Stein. Ir a Biblioteca
de Mujeres
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