Prólogo
de Sherwood Anderson
a la obra Geography and Plays, de Gertrude
Stein
Traducciones Ilegales, 2001
Mis
pensamientos sobre esta cuestión son algo como esto:
que todo artista que trabaje con las palabras como medio debe,
en ocasiones, sentirse profundamente irritado por lo que parecen
las limitaciones del medio. ¡Qué no querrá
crear con palabras! Ante él aparece la mente del lector,
para la que le gustaría crear todo un nuevo mundo de
sensaciones, o más bien habría que decir, ante
la que le gustaría volver a convocar a la vida a todos
los sentidos durmientes y muertos.
Existe algo que podría llamarse la extensión
de la provincia de su arte que uno quiere alcanzar.
Uno trabaja con palabras y a uno le gustaría que las
palabras dejaran un gusto en los labios, un perfume en el
olfato, palabras sonoras que uno pudiera echar a una caja
para moverlas, para hacer un sonido claro y alegre, palabras
que, al verse en la página impresa, tuvieran un efecto
sugerente y distinto sobre el ojo, palabras que cuando saltaran
de la pluma se pudieran tocar con los dedos como se acaricia
la mejilla de la persona amada.
Y lo que pienso es que estos libros de Gertrude Stein recrean
la vida con sus palabras en un sentido muy real.
Y es que nosotros los escritores tenemos tanta prisa. Hay
cosas tan importantes que hacer. Tenemos que escribir la Gran
Novela Americana y tenemos que elevar el podium americano
o inglés con nuestras importantes contribuciones, por
no hablar de los poemas épicos, los sonetos a los ojos
de mi dama, y qué no. Estamos todos muy ocupados llevando
estos grandiosos e importantes pensamientos y sentimientos
a las páginas de los libros impresos.
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