Agradecimientos

Volver al índice

Creo que era 1989. Iba yo en el bus, de pie entre mucha gente, hacia mi casa, con un periódico en la mano, y de pronto me vino un poema, así, como una erupción (ver Como un erizo... DLS95). Lo garabateé como pude en un anuncio gigante, y al llegar a casa lo dejé perdido en el caos de la mesa del salón. Mi amigo Antonio, que escribe una poesía asombrosa, vio aquel poema mío, y señalando con la mirada el periódico abandonado me dijo: Guárdalo. Así empecé a plantearme que quizá la literatura pudiera acoger mis asuntos.

Quisiera darle las gracias a todas las personas que me han ayudado en momentos difíciles, y también a las personas cuyo trato me hace hoy en día la vida más bonita, interesante y buena. También quisiera agradecer al público que viene a nuestras lecturas de primavera su compañía. Con él, protestamos de forma utópica ante el hecho de que no se puede publicar en los medios conocidos si no se cumplen condiciones que nada tienen que ver con la escritura, y porque en Madrid no hay lugares donde dejen hacer las cosas en libertad, como no sean las okupas, y algunos otros pocos sitios altruistas. Por último, mi agradecimiento al movimiento social, formado incluso por gente que no cree estar en él, sin el que no habría podido respirar...  Ojalá que allí donde estemos cualquiera de nosotras y nosotros, nuestra presencia siempre sea, incluso por sí sola, abrir un espacio donde el pensamiento, la creatividad se desarrollen en libertad. Como si el mundo fuera civilizado.

michelle
Madrid, 2003, 2007