Es increíble que en lo que fue
Yugoslavia los hombres en el poder están enviando al frente
a otras personas y provocando la muerte por hambre y balas de otras
personas, mientras, al tiempo, esos mismos hombres estén
molestándose en "reformar" las leyes para ilegalizar
el aborto ahora que es de crucial importancia la producción
de carne de cañón.
Enviar a que mate y sea muerta a una persona que ha estado lo suficiente
en el mundo como para haber establecido lazos emocionales (provocar
y dar amor, cariño), a una persona con sentimientos, es algo
lícito, recomendable, e imperativo cuando la patria, la nación,
el estado, se ve "amenazada"; y sin embargo lo que aparece
como crimen es que una mujer decida que no desea o no puede dar
a luz al germen de vida que lleva dentro (sea o no persona).
¿Cómo hay que interpretar ell hecho de que en una
época en guerra los políticos (yugoslavos, en este
caso) se ocupen de modificar ese artículo de la Constitución
de 1974 que dice: "Toda persona goza del derecho a decidir
libremente sobre el nacimiento de sus hijos"?
"Libertad mientras no sea atentar
contra la vida de otro". Esta frase no está sacada de
declaraciones contra el terrorismo sino de un portavoz de la iglesia
y alguien de Provida (¿pacifistas, quizá?) que hablaron
contra el aborto en un debate televisivo el 25 de febrero, 1992.
No es de sorprender: la lista negra de los jefes EEUU (cuyo gobierno
es alegoría de democracia en el mundo) incluye organizaciones
terroristas junto con otras pacifistas como la Internacional de
Resistentes a la Guerra o ecologistas como Greenpeace. El terrorismo,
desde la perspectiva que parecen compartir EEUU y los hombres (y
no las personas) que están contra el aborto como los buitres
ante la carroña (sólo que ni son tan bellos), es aquello
que atenta contra los intereses de quien clasifica a los terroristas.
No se han atrevido aún aquí a llamar terroristas a
las mujeres que abortan, pero es evidente que ésa es su concepción.
Es curioso que existan inimaginables recursos de justificación
y aplauso a las muertes de personas infligidas por los hombres y
que en el único tema comparable a éste (aunque en
mi opinión es imposible tal comparación) protagonizado
por mujeres, a saber, el aborto, cuya víctima, para colmo,
es la mujer, tanto el Estado como la Iglesia (liderados por hombres)
como "la sociedad" (?) se sientan legitimados para opinar,
condenar, encarcelar, torturar a las mujeres que se ven abocadas
a un aborto. Los hombres (no todos, claro; los hombres como grupo)
llevan matando (sin comillas) desde la prehistoria en sus cruzadas,
sus colonizaciones, sus invasiones, sus guerras de disuasión
[sic], en sus cárceles, y esta necesidad de sangre o de conseguir
bienes materiales o ideológicos (como justificar una religión
o una política) se ha "regularizado" haciéndola
oficial (ejércitos, guerras, pena de muerte) sin ningún
problema, sin que las posibles voces en contra hayan disfrutado
de posibilidad alguna de evitarlo. Es curioso que los hombres puedan
ser héroes por haber asesinado y torturado "al enemigo"
y que las mujeres sean irresponsables y asesinas no por matar a
una persona que ya ama y es amada sino por interrumpir un germen
de vida (llamémoslo, si se quiere, "matar") que
lleva dentro y que amenaza (cuando se hace un aborto es porque amenaza)
su propia vida física, psíquica, emocional.
¿Cómo se explica que los activistas de Provida y la
Iglesia, que tanto aman la vida, no sean pacifistas y lleven actuando
de forma rotunda y efectiva desde su surgimiento contra la guerra
y la pena de muerte? ¿No será que se sigue pensando
culturalmente que los hombres, al margen de sus actos, tienen un
fondo de bondad y que las mujeres siguen siendo "brujas",
"Evas", seres malignos que si no son controlados llevarían
a la ruina a los seres humanos? ¿Acaso este mundo, que, indiscutiblemente,
ha sido regido y es regido por los hombres, no es un campo de muerte
y destrucción?
Sí, soy feminista, mas las preguntas que planteo connotan
ciertas verdades para tod_s, verdades indiscutibles, evidentes,
de las que son responsables los hombres como grupo humano y no las
mujeres. Y esta comparación la hago no porque me dedique
a comparar cuando deseo explicar algo en lo que creo sino porque
cuando se plantea el tema del aborto no se cuestiona en absoluto
el derecho de los hombres, del Estado, de la Iglesia a no sólo
opinar sino también a actuar al respecto y sin embargo ante
la posibilidad de una guerra no hay nada que podamos hacer para
evitarla y cuando ésta se lleva a cabo la evaluación
no parte del derecho a la vida sino de conceptos como el Bien y
el Mal.
Enviada el 25 de febrero, 1992 a (direcciones
de entonces): PSOE. Grupos de mujeres de Barquillo. Casa de la Mujer. Colectivo Jurídico de Madrid. Coordinadora de Centros de Planificación Familiar. Comisión Pro-derecho al aborto. Dirección General de la Mujer. IMU.
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