Desigualdad de género GLOBAL
La Vanguardia
Editorial 8-3-2004
Desigualdad global
Así en el mundo desarrollado como en Tercer Mundo, así en la ciudad como en el campo, la desigualdad de género sigue siendo una realidad cotidiana,
pese a la disparidad de situaciones. Mujeres de todo el planeta están reunidas durante estos días en la sede de la ONU, coincidiendo con el día
internacional de la Mujer que se celebra hoy, tratando de definir nuevas estrategias que permitan una plena equiparación con el hombre en el siglo
XXI. Destaca, en este contexto, un informe de la FAO, la agencia de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, que pone al descubierto
una realidad oculta: el trabajo de las mujeres del mundo rural en los países subdesarrollados y en vías de desarrollo de África y Asia. La FAO, en el
marco de su plan sobre Género y Desarrollo, constata la terrible “invisivilidad” de la aportación de la mujer a la agricultura, debido a que “gran
parte del trabajo de la mujer en la producción agrícola consiste en el trabajo no remunerado en campos que producen más para la familia que para el
mercado”. Algunas cifras: las mujeres campesinas africanas y asiáticas trabajan 13 horas semanales más que los hombres y su trabajo es fundamental
para la subsistencia de las familias de los países pobres. En concreto, en África subsahariana y el Caribe el 80% de la alimentación básica es
producido por mujeres, mientras en Asia es el 60%. La emergencia de esta realidad, unida al trabajo en el hogar y a la violencia sexista consentida en
las legislaciones de algunos de estos países, da la auténtica dimensión del problema. La situación entre nosotros, donde la teórica igualdad de
oportunidades forma ya parte del acervo colectivo, tienen notable lagunas: la formación profesional y universitaria de las mujeres ha aumentado, pero
la desigualdad en los salarios y en el acceso a los puestos de responsabilidad se mantiene. Un dato: el 14,7% de las jóvenes barcelonesas de entre 18
y 29 años están en paro frente al 8,3% de los jóvenes, pese a que el 27,2% de las mujeres han cursado estudios universitarios y sólo un 15% de los
hombres tienen un título superior. La desigualdad de género, en resumen, preside los 365 días del año de la vida de la mujer en el complejo mundo de
la era de la globalización. La prioridad en los países subdesarrollados se sitúa aún en el terreno cuantitativo –reconocimiento de derechos básicos–,
mientras que en el mundo occidental se trata de traducir a la realidad la teórica igual que se pregona.
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