Más delgadas, más agobiadas y más calvas
El estrés y las dietas adelgazantes agravan la caída del cabello, que afecta al 20% de las mujeres
El 20% de las mujeres sufre alopecia, un trastorno multifactorial en el que predomina el componente hormonal y hereditario. Una dieta desequilibrada,
algunas enfermedades graves y ciertos medicamentos pueden desencadenar un proceso de caída del cabello que afecta a la autoestima de las mujeres tanto
o más que la calvicie masculina a la de los hombres.
CARMEN GIRONA - Madrid
EL PAÍS - 31-01-2006
También las niñas sufren alopecia
La caída de más de 100 cabellos diarios indica que se ha iniciado un proceso de alopeciaAunque siempre ha habido mujeres con alopecia, la calvicie ha
sido fundamentalmente cosa de hombres. Pero algunos cambios en los estilos de vida pueden tener graves repercusiones sobre el pelo de las mujeres.
¿Habrá más calvas entre las mujeres del siglo XXI? De momento, no hay estadísticas al respecto, pero los especialistas advierten de que el estrés y
las dietas adelgazantes pueden desencadenar o agravar la caída del cabello y conducir a una alopecia que, una vez instaurada, es difícilmente
reversible.
Una cabellera normal, tanto en hombres como en mujeres, tiene unos 100.000 cabellos. Con esa dotación nacemos y con ella moriríamos si en medio no se
interpusieran una serie de factores genéticos y ambientales que merman ese capital, a veces de forma dramática. Que caigan pelos al peinarse puede ser
normal. Que caigan muchos puede ser el pasaporte hacia la calvicie. ¿A partir de cuántos? Los especialistas han puesto una cifra -cien diarios- a
partir de la cual conviene comenzar a preocuparse.
"Al nacer, nuestro organismo tiene capacidad para tener entre 33 y 38 ciclos de pelo, y cada uno de estos ciclos tiene una vida media de tres años.
Por tanto, si se siguiera esta secuencia nadie debería quedarse calvo antes de los 100 años. Pero si los ciclos se aceleran y en vez de tres años
duran la mitad, se agotan antes", advierte Campos.
La alopecia es un proceso hereditario en el que intervienen múltiples factores y genes. Desequilibrios hormonales, estrés o deficiencias en la
nutrición pueden desencadenar el proceso en las personas que tienen predisposición genética. Hay que distinguir entre dos grandes grupos: la alopecia
androgenética (caída del cabello por una alteración hormonal en casos de predisposición genética) y el efluvio telogénico (pérdida de pelo como
consecuencia de la dieta, de una enfermedad grave o como efecto secundario de ciertos medicamentos).
"El 20% de las mujeres españolas de entre 20 y 89 años sufre alopecia. De ellas, un porcentaje muy alto, especialmente en el grupo de edad de 16 a 29
años, siguen dietas de adelgazamiento y no ingieren suficientes nutrientes, como proteínas, ácidos grasos o ferritina. El cuerpo necesita estas
reservas proteicas para órganos como la médula ósea, el pulmón o el hígado, y si no las obtiene de la alimentación, las coge del pelo", explica
Francisco Camacho, jefe del Departamento de Dermatología Médico-Quirúrgica y Venereología del hospital Universitario Virgen Macarena de Sevilla.
En las mujeres de 30 a 39 años son más frecuentes otras carencias nutricionales, como la falta de biotinas (un transportador del dióxido de carbono
que se encuentra en el huevo), vitamina B12 o hierro. "Además, cada vez hay más mujeres que no asimilan bien el hierro, por eso antes de seguir un
tratamiento farmacológico contra la alopecia se debe optar por un régimen alimenticio hiperproteico rico en carnes rojas".
Hasta el año 2000 todos los tipos de caída del cabello se catalogaban como alopecia androgenética femenina. Hoy prevalece la clasificación de la
científica americana Elise Olsen, que distingue entre alopecias precoces (las que aparecen antes de la menopausia) y tardías. En cada uno de estos dos
grupos, distingue a su vez entre alopecias que presentan elevación de andrógenos y las que no. En los grupos de mujeres en los que están aumentados
los andrógenos, el proceso de la enfermedad es similar al del varón. En las que no hay exceso de andrógenos se produce efluvio telogénico, con una
caída paulatina y difusa del cabello.
"Una de las principales enzimas involucradas en la alopecia es la 5 alfa reductasa, que convierte la testosterona en dihidrotestosterona, hormona
androgénica responsable final de la alopecia. El exceso de funcionamiento de esta hormona se produce desde el nacimiento, pero no se manifiesta hasta
que no se desarrollan las hormonas sexuales, a partir de la adolescencia. La alopecia androgenética se produce porque hay una mayor sensibilización de
los folículos pilosebáceos a la dihidrotestosterona, y no porque haya un exceso de ésta", apunta Manuel Velasco, del servicio de Dermatología del
hospital Arnau de Vilanova (Valencia).
Según Velasco, a veces, cuando el efluvio telogénico se cronifica, puede confundirse con alopecia androgenética, y se deben hacer pruebas diagnosticas
diferenciales, entre ellas la medición del diámetro del cabello. "En el efluvio telogénico crónico, que muchas veces aparece de forma brusca en
mujeres de entre 40 y 60 años, los cabellos son más finos pero no alcanzan los niveles de los de la alopecia androgenética. Un cabello normal tiene un
grosor de entre 0,055 y 0,085 milímetros, pero en la alopecia androgenética el diámetro es menor de 0,04 milímetros", indica.
El estrés es otro de los factores que más se asocian a la caída del pelo. Sin embargo, los expertos insisten en que en la mayoría de las ocasiones lo
que popularmente se conoce como alopecia de estrés no es otra cosa que un empeoramiento de una alopecia androgenética. "La única alopecia
científicamente admitida como alopecia de tensión o estrés es la alopecia areata, aquella que se produce por un choque emocional grave derivado de
situaciones como la muerte de un familiar, una ruptura de pareja, problemas económicos graves y situaciones emotivas muy intensas. Cuando el estrés es
debido al exceso de trabajo o a un ritmo de vida excesivamente acelerado, son alopecias androgenéticas que se agravan por esta circunstancia, que
produce un aumento de andrógenos en las glándulas suprarrenales", explica Camacho.
Pero la caída del cabello también puede deberse a un estrés físico, como la acción de los rayos ultravioleta. Así se ha descrito recientemente gracias
a los trabajos del equipo de Tricología del hospital Virgen Macarena, dirigido por el doctor Camacho y a un grupo de investigación alemán coordinado
por Ralf Paus. "En 1996 observamos que entre los pacientes con alopecia había una serie de personas con zonas del cuero cabelludo al descubierto a los
que se les caía todavía mucho más el pelo. Esto significaba que unos tres meses antes había existido un traumatismo. Llegamos a la conclusión de que
este daño se había generado por efecto de la luz solar, aunque no averiguamos el mecanismo por el que se producía este trastorno", explica Camacho.
Por estas mismas fechas, según Camacho, Paus dirigió unas investigaciones que demostraban que el pelo actúa como una fibra óptica capaz de absorber la
intensidad lumínica y transmitirla hasta el bulbo piloso. "Allí, los melanocitos actúan como micropilas y producen una reacción que provoca la caída
del pelo", explica Camacho.
El 80% de las mujeres que acuden a consulta por alopecia ya ha probado algún tratamiento farmacéutico (vitaminas) o cosmético (ampollas). Según los
expertos, no existe ningún champú que haga crecer el pelo. "Es muy importante que las mujeres sepan que hay diferentes tipos de alopecias y que
existen tratamientos para frenar la caída. Deben acudir al dermatólogo para que valore la causa y haga un diagnóstico adecuado", agrega Ricardo Ruiz,
jefe de la unidad de Dermatología de la Clínica Ruber de Madrid.
Las terapias farmacológicas pueden ser locales o generales. A veces se utilizan ambas. En las locales destacan el minoxidil, que es un hipotensor, y
otras sustancias que ayudan a la vasodilatación. En los tratamientos generales, se administran antiandrógenos, cuya prescripción requiere un amplio
estudio hormonal y un riguroso seguimiento médico.Salud
También las niñas sufren alopecia
Cada vez se diagnostican más casos de alopecia androgenética infantil, sobre todo en niñas de entre 8 y diez años. Los cambios hormonales que se
producen con el desarrollo sexual, la llegada anticipada de la menarquía (fecha de la primera regla), una dieta insuficiente o mal equilibrada, unido
a los antecedentes familiares, sobre todo en los abuelos maternos, explican la caída del pelo en las pequeñas.
"Mientras que en la alopecia androgenética en el hombre, la herencia fundamental es la de un patrón fenotípico masculino, en que interviene tanto la
rama del padre como la del abuelo materno; en la alopecia femenina, la más determinante es la rama materna, es decir, la madre y abuelos maternos.
Casi todas las madres de estas niñas han tenido pérdida de pelo y pelo fino desde pequeñas", explica el dermatólogo Francisco Camacho, del hospital
universitario Virgen Macarena de Sevilla.
Uno de los pocos trabajos de investigación realizados en niños con alopecia fue dirigido por Antonella Tosti, del departamento de Dermatología de la
Universidad de Bolonia (Italia). Fue publicado en el British Journal Dermatology en marzo de 2005 y en el mismo participaron 12 chicas y ocho chicos
de entre seis y 10 años durante un periodo de cuatro años. La conclusión fue que en todos los casos de alopecia androgenética había una gran
predisposición genética. "Casi el 80% de las niñas con alopecia de nuestra consulta presentan antecedentes familiares. El patrón más frecuente es el
de una alopecia difusa. En estos casos, lo que hay que hacer es una evaluación endocrinológica y que la niña siga una dieta equilibrada. Si tiene
patrón androgénico, alopecia en la coronilla o en las entradas, hay que hacer un estudio hormonal", concluye Camacho.
|