Salvar bosques (está también en el foro Educación)
El Mundo, 14 mayo 2004
Escuelas que salvan bosques
ROSA M. TRISTAN
MADRID.- Los cuadernos, los lápices, los pupitres, los sacapuntas...Todos son, aparentemente, inofensivos enseres de los colegiales, pero están
colaborando en la destrucción de los árboles tropicales del planeta. Así lo denuncia Greenpeace, que está dispuesta a que las escuelas se hagan amigas
de los bosques. Para ello, ha puesto en marcha un proyecto, a nivel internacional, que tiene como objeto que los colegios se comprometan a aplicar
prácticas cotidianas respetuosas con los escasos bosques primarios que van quedando en la Tierra. La organización ecologista presentó ayer esta
inciativa, de estreno en España, en un centro educativo madrileño, el instituto Antonio Domínguez-Ortiz, que desde hace años ya ha asumido la bandera
ecológista. «Será el primero en obtener el certificado de amigo de los bosques, lo que significa que asume el compromiso de no consumir productos
procedentes de madera ilegal», explicó Pablo Mascareñas, responsable de esta campaña. Su intención es que para el próximo curso miles de centros de
Primaria, Secundaria y Bachillerato de todo el país sigan sus pasos. Para orientar a los profesores sobre cómo hacer llegar el mensaje a sus alumnos,
Greenpeace ha editado dos guías, una de recursos didácticos y otra sobre las acciones que se deben poner en marcha. Y la primera tarea, que en este
instituto ya tienen hecha, es una auditoría sobre qué tipo de papel se consume y quién lo suministra.También habrá que averiguar si el suministrador
de la madera, tanto del mobiliario como de ventanas y puertas, puede garantizar que su material no es ilegal. «Y cuando decimos ilegal nos referimos a
aquella que entra de contrabando, que procede de concesiones no autorizadas o que daña gravemente un ecosistema», argumentaba ayer Mascareña. En
total, según Greenpeace, entre el 10% y el 30% de la madera que llega a los puertos españoles procede de talas ilegales. Conseguir que un colegio
mantenga este compromiso no es un coste inasumible. Pura Marcos, profesora de Ciencias en el instituto madrileño, dejaba claro que la escuela pública
tiene recursos suficientes para permitirse el sobrecoste de la madera certificada, e insistió en la necesidad de que los jóvenes no sólo se
sensibilicen, sino que actúen para proteger la naturaleza. En Alemania, Suiza y Holanda el proyecto funciona desde hace cuatro años. Porque, como dice
Greenpeace, la respuesta contra la destrucción debe ser internacional.
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