Un 30% de los titulados universitarios ocupan puestos de cualificación inferior
La Vanguardia, 12-11-2004
ALICIA RODRÍGUEZ DE PAZ - 12/11/2004
MADRID
La oferta de la universidad no se corresponde con las exigencias del mercado laboral. El primer informe de la Fundación CYD sobre La contribución de
las universidades al desarrollo,presentado ayer, detecta "algunos desajustes" generados por el esfuerzo docente: un 30% de los titulados
universitarios trabajan en puestos que requieren una menor cualificación de la que disponen. Relacionan la situación con "excesos de oferta de
plazas universitarias en humanidades y ciencias experimentales, y el déficit en ciencias de la salud".
El trabajo, elaborado por un grupo de 35 expertos del mundo de la empresa y la educación superior, señala además algunas carencias en la formación
universitaria, entre las que destacan "el bajo contenido práctico y la ausencia de competencias que van más allá de los contenidos técnicos de la
profesión, como la capacidad de liderazgo, la creatividad, la capacidad de gestión, expresión escrita y oral y dominio del inglés". En resumen,
consideran que hay que ser más críticos con "el cómo se enseña que con lo que se enseña".
La universidad ejerce un papel fundamental en investigación y desarrollo (I+D), al concentrar en el 2001 más del 30% de la inversión total que se
realiza en España y el 60% de los artículos publicados en revistas científicas de calidad. Sin embargo, no hay una proyección en el sector productivo.
Los últimos datos disponibles, referentes a los años 2001 y 2002, indican que tan sólo 21 universidades solicitaron patentes europeas, la mitad de
ellas procedieron de cinco centros. En dicho periodo, la institución que reúne casi un tercio de los esfuerzos en I+D apenas gestionó un total de 47
solicitudes, es decir, el 7% de las presentadas en España.
El informe denuncia que la participación del sector empresarial en la actividad investigadora de los centros de enseñanza superior es "poco
relevante". Menos del 9% de dicha actividad está financiada por empresas.
Por todo ello, entre las recomendaciones del estudio de la Fundación CYD destacan la necesidad de un marco de financiación estable, así como "la
trasformación de los resultados de la investigación en patentes y contratos de transferencia de tecnología" como objetivo prioritario para las
instituciones universitarias. Además, reclaman una colaboración "más estrecha y eficaz" por parte del sector empresarial.
Firman el informe de la Fundación CYD el catedrático de Economía Aplicada en la Universitat de Barcelona (UB) Martí Parellada, los profesores de
Economía Aplicada en la UB Gemma Garcia y José García, y el subdirector de Les Heures Fundació Bosch i Gimpera, Armando Palomar.
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Un segundo artículo, por si interesa...
La Razón, 12-11-2004
La investigación en la universidad permitió crear 116 empresas en dos años
M. Villasante
Madrid- La actividad investigadora de las universidades españolas propició la creación de al menos 116 empresas entre 2001 y 2002 –cifra muy superior
a la registrada hasta entonces (20)– y han podido intervenir en la constitución de entre 400 y 500 en los últimos cinco años, según los responsables
del estudio «La contribución de las universidades españolas al desarrollo», de la Fundación Conocimiento y Desarrollo que ayer presentó su presidenta,
Ana Patricia Botín, en un acto al que asistieron el jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, y los ministros María Jesús San Segundo
(Educación) y José Montilla (Industria, Comercio e Industria).
El informe evidencia una insuficiente vinculación entre la universidad y la empresa, ya que dos tercios de las éstas no tienen relación con la
universidad (el porcentaje asciende al 75 cuando se trata de pymes) y un tercio no considera a las universidades motor de desarrollo. Con todo, la
universidad tiene un papel central en la actividad investigadora. En España, los gastos en I+D del sistema universitario rondaron en 2001 los 2.000
millones, es decir, el 31 por ciento del total de ese año. Pero la participación del sector empresarial sigue siendo «insuficiente» y se sitúa en un 9
por ciento frente al 15 o 20 de otros países.
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