Pensamiento - Crítica al patriarcado

Esta foto me impactó profundamente. Forma parte del trabajo de David Magnusson, con el que ha hecho el libro Purity . Nos muestra los bailes de la pureza, ceremonias cristianas parecidas a las bodas y con intercambio de anillos, donde niñas y jóvenes se comprometen con sus padres (hombres) a mantener su virginidad hasta el matrimonio. "Aceptan" la vigilancia paterna para el cumplimiento de este estricto compromiso, que prohíbe toda relación que no conduzca hacia el matrimonio heteropatriarcal y para toda la vida. Nada de citas con amigos. Nada de besos (Cuando tu padre es el mejor guardián de tu virginidad ).

Este sábado, he sentido lo mismo dos veces.

La Jornada de Orriols Con-Vive por la Integración culminó con la concentración contra el racismo y la xenofobia en el mismo lugar donde la organización fascista España 2000 había hecho una entrega de alimentos "sólo para españoles" . Por la mañana, seguimos la ruta por el Orriols histórico, multicultural y en positivo.

Una de las visitas fue al Centro Cultural Islámico de València–CCIV , que está en el barrio. Mar Cantador, responsable del área social, nos mostró el centro y nos habló de sus actividades, la mayoría abiertas a todas las personas, musulmanas o no. En sus discursos de agradecimiento por la hospitalidad que recibimos, hablaron dos hombres que insistieron en el liderazgo de "la mujer", en el CCIV, donde la presidencia ha sido ejercida durante años por Amparo Sánchez Rosell y donde diversas mujeres, como Mar Cantador, asumen funciones y cargos de responsabilidad.

El mismo sábado, hubo correbous en Alcanar (Montsià, Catalunya). La víctima fue un toro cerril de la ganadería de Germán Vidal de Cabanes (La Plana Alta, País Valencià). Le hicieron sufrir por la tarde, lo embolaron por la noche y, finalmente, lo mataron en el matadero. Este es el destino de todos los toros cerriles: no son alquilados, los compran a las ganaderías que imponen su matanza, por el bien del negocio. Son víctimas de un solo uso para estos linchamientos que se presentan como "fiestas sin maltrato ni muerte del animal".

Para la embolada de la noche, el anuncio decía, en catalán: Toro salvaje "cerril" a cargo de la ganadería Germán Vidal, y patrocinado por la Colla Bou Embolat de Alcanar y la cafetería Punt de Trobada. Embolada hecha por mujeres con "un par de ovarios" (en castellano en el original).

Es la imagen de la domesticación que representa la foto. El hombre, vestido de gala, parece hecho a imagen y semejanza del Dios de las pinturas renacentistas, siempre por encima de todo aquello que se ha hecho para su provecho y que permanece sometido a su poder. Los caballos esclavos pastan a su espalda, sometidos por las vallas que delimitan la propiedad del macho humano. La chica mira al suelo, como los caballos. Viste los símbolos de pureza establecidos por la religión del padre, hace los votos de pureza ante el dios del padre. Y el padre es feliz dentro de la composición, canto a la armonía del sometimiento a sus normas. No hay libertad, no hay contestación. Desde el respeto más absoluto al derecho a decidir de esta chica, es la paz de las vencidas.

Y desde el respeto al derecho a decidir de Mar Cantador, su liderazgo también está marcado por la misma paz. Las religiones patriarcales siempre han santificado a las mujeres. La iglesia católica pone a una virgen y madre en sus altares más altos. Las mujeres del Opus son ministras de sanidad, servicios sociales e igualdad. Las mujeres hacen votos de pureza como buenas cristianas, y visten con el velo y cubren todo su cuerpo como buenas musulmanas, y se mueven entre hombres que viven su religiosidad vestidos con cómodos tejanos y camisas de moda, de marca o de mercadillo, sin que eso genere ningún conflicto.

Y se hacen toreras, y embolan un pobre toro que es como los caballos de la foto del Pantocrátor del siglo XXI. Y los hombres de la peña taurina proclaman su armonía y su paz. Se ponen a contar ovarios, y definen los ovarios buenos y los ovarios malos. Y los examinan y les dan su aprobado. Hacen como si fuera lo mismo que cuando cuentan, pesan y valoran testículos, pero no es lo mismo: los huevos del macho son por hacer de macho, y los ovarios de la hembra son por haber hecho correctamente eso que gusta al macho. 

Las mujeres ascienden por cumplir y hacer cumplir las leyes de los hombres. Y son mayoritariamente hombres, como aquellos embajadores de la multiculturalidad que alababan a Mar Cantador, los que las ascienden con condescendencia.

La virtud de las mujeres es propiedad de la familia, del marido, del padre, de la comunidad, de la religión. Es el orden, el honor, la tradición, la continuidad, la reproducción, y ellas sólo son las depositarias. Están obligadas a tener cuidado de este tesoro. Entre sus obligaciones, está salir a la palestra cuando los machos las requieren para ser la voz de las normas patriarcales. Eso es lo que hacen las niñas y chicas de las ceremonias de la pureza, las emboladoras de toros y las mujeres dirigentes de organizaciones e instituciones sometidas al orden patriarcal.

Después están las malas mujeres, las brujas, las putas, las feministas, las animalistas, las libres. Tienen costumbre de ser críticas, de no estar de acuerdo, de mostrar respeto sin necesidad de ninguna condescendencia. Tienen costumbre de cabrear al dios hecho hombre de la foto, y a los linchadores de toros, y a todos los hombres que cuentan y miden ovarios.
A mí me gusta mucho cuando lo hacen en espacios no mixtos, en akelarres donde las mujeres debaten, piensan y se organizan y donde no pueden asomar la nariz ni la "experiencia", ni la condescendencia, ni el control masculino. El Pantocrátor y el linchador se mueren de rabia cuando saben de un espacio no mixto, y por eso es cosa de brujas. Lo que mejor explica un espacio no mixto es que las mujeres siempre han estado en los espacios mixtos. Las brujas cuestionan, contestan y luchan por aquello que es justo.
El sábado llenaron las calles de Orriols y, también, estuvieron en Alcanar. Ellas no estaban para excluir a ninguna persona, ni embolaron ni lincharon ningún toro.