Activismo - Poblaciones en resistencia - Comunidades y pueblos americanos

No sabemos si Guillermo Norales Herrera pensaba en el origen de su Pueblo cuando se levantó la mañana del 24 de septiembre de 2008. Descendía Guillermo de aquel medio millar de esclavos negros que escaparon a la isla de San Vicente cuando los barcos negreros españoles que les transportaban naufragaron en 1635 junto a sus costas. Allí fueron acogidos por los pueblos caribes y junto a estos y otros/as esclavos/as negros fugados llegaron a formar el pueblo Kalípuna, también conocido como "los caribes negros". Dedicada a la agricultura de subsistencia y a la pesca, la comunidad garífuna sufriría su primer exterminio con la invasión británica del golfo de Honduras a la que los pueblos caribes plantaron resistencia a finales del S. XVIII. El gobierno inglés decidió que "todos los caribes con la cara más negra" debían ser deportados, dispersados, diseminados o exterminados. Y así el pueblo garífuna, reducido a pequeñas comunidades distantes entre sí, estuvo cerca de desaparecer quedando concentrado casi exclusivamente en la costa hondureña e islas adyacentes como Roatán y Cayos Cochinos. Continúa el devenir garífuna, entre anzuelos y trenzados de hojas, entre salitre y pequeños cultivos, cuando a principios de los 90 la Standard Fruit Company decide colocar una fábrica de extracción de palma africana en una de las cabeceras hídricas de Cuero y Salado, contaminado con sus deshechos oleaginosos los humedales donde habitaba esta pequeña comunidad. Al mismo tiempo, la pesca industrial de las grandes flotas costeras empuja a las pequeñas canoas garífunas a adentrarse cada vez más en el mar para poder obtener el sustento diario.

Paradójicamente las cosas empiezan a ponerse verdaderamente feas para el pueblo garífuna cuando Cayos Cochinos es declarada zona de Reserva Biológica,  poco después de que la comprara en 1993 el magnate suizo Stephan Schimidheiny. Este inversionista, recientemente principal acusado del mayor juicio laboral celebrado en toda Europa al considerársele responsable de que 3.000 de los trabajadores de sus fábricas de amianto acabaran padeciendo tumores malignos, se apresuró a crear la Fundación Cayos Cochinos. Y en un paraíso tropical, en una reserva biológica, las zambullidas ancestrales de los/as garifunas y sus frágiles canoas sobran pero los emporios turísticos no.

Bajo el nombre de "Banana Coast", el canadiense Randy Jurgenson, conocido como el Rey del Porno, comenzó comprando tierras a lo largo y ancho de la Bahía de Trujillo: urbanizaciones de lujo, hoteles de ensueño, atracaderos para cruceros, campos de golf… La resistencia garífuna trata de organizarse y es víctima de una guerra de baja intensidad: cierre de la radio comunitaria, desabastecimiento de sus hospitales, ausencia de fondos públicos para sus escuelas.

Y en esto llega "Supervivientes".

Se trata de un concurso de las TVs española e italiana en el que una docena de famosos/as de medio pelo (ex modelos, ex futbolistas, ex actrices, ex cantantes ex nosesabemuybienqué…) hacen las delicias de la audiencia bronceando sus estirados pellejos, mientras se insultan, humillan y descalifican mutuamente. Cayo Paloma, un atolón donde al pueblo garífuna le ha sido vetada por motivos ambientales la pesca artesanal que venían desarrollando ancestralmente, se vio obsequiada con un equipo de 200 personas, 7 kms. de fibra óptica, un canal de transmisión de datos a través de microondas, dos helicópteros, 15 barcos de diferente envergadura y más de 30 cámaras.

Como consecuencia medioambiental directa, miles de tortugas que tradicionalmente desovaban en ese arrecife, en el que también tenían su reposo multitud de aves marinas, tuvieron que cambiar su milenaria rutina. Cabe señalar que uno de los helicópteros, con todo su aceite y todo su gasoil, cayó al mar y el Sr. Adrián Oviedo, director de la Fundación Cayos Cochinos, declaró a los medios que los restos del aparato servirán como un atractivo más para el buceo.

Pero no hay ecocidio sin pueblo originario que se lo padezca y cuando comienza la resistencia no tarda en aparecer el Ejército. La Fundación Cayos Cochinos encargó al ejército hondureño la protección de esta Reserva Biológica, para lo cual nombraron a un capitán, especialista en contrainsurgencia, de la tristemente célebre Escuela de las Américas. En 1996 el pescador garífuna Domitilo Cáliz desapareció mientras buscaba alimentos; el caso sigue sin resolverse. Más desapariciones de canoas, agresiones y asesinatos de jóvenes se sucederían a lo largo de la siguiente década. Amnistía Internacional emitió un duro informe para denunciar las violaciones de los Derechos Humanos a las comunidades indígenas en Honduras (AMR 37/10/99). En 2007 también se registraron ataques a pescadores por parte de las Fuerzas Armadas y detenciones irregulares cuando buscaban alimento y en octubre de 2008 fueron abandonados en alta mar el pescador Joel García y un acompañante, a los que la patrulla de la Fuerza Naval les decomisó su cayuco.

Pero estamos en septiembre de ese año aún, con el bueno de Guillermo Norales empujando su canoa para hacerse a la mar, rumbo primero a las inmediaciones de Cayo Paloma donde obtiene su carnada. Es tanto lo que ignoramos sobre Guillermo Norales que no sabemos si conocía de oídas siquiera a los famosos y famosas que se divertían concursando en la cercana isla a la que se dirigía. Nunca lo sabremos. Una patrullera de la Fuerza Naval Hondureña le salió al paso y le acribilló a tiros.

El asunto se ventila aún en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Mientras, a decenas de miles de kilómetros, al otro lado del frío océano, en la vieja Europa, millones de personas se deleitan, indignan y entusiasman cada jueves por la noche viendo las peripecias de sus concursantes preferidos/as en la isla tropical. 

Y el pueblo garífuna, el pueblo que nació de un naufragio, llora, aprieta los dientes y resiste. Superviviente.

Fuentes:

Federación del pueblo garífuna de Honduras
Organización Fraternal Negra de Honduras
Revista El Observador