Conoce a... Maritha Marques
El Capacitismo nuestro de cada día
La presente ponencia fue presentada en el Primer Congreso de Antigitanismo de Género (Bilbao, 3-5 octubre, 2022) organizada por la asociación AMUGE (ver su vídeo sobre el antigitanismo de género ) y la asociación de juventud gitana Romi Berriak, y publicada por Maritha en Medium
El Capacitismo nuestro de cada día
de Maritha Marques
El capacitismo está para las personas con discapacidad como el Racismo para los gitanos o el machismo para las mujeres. Proviene de la idea de un patrón de cuerpo perfecto, siendo el cuerpo con discapacidad, un cuerpo no apto.
Tanto los prejuicios sobre la discapacidad como la aparente sobrevaloración de las capacidades de una persona en función de sus diferencias, son capacitistas, ya que ambos parten del principio de que somos naturalmente incapaces.
Cuando logramos realizar tareas de la vida cotidiana, somos "superhéroes" y "ejemplos de superación". Esto cambia la discusión al aspecto biológico, eliminando la responsabilidad de la sociedad.
Es increíble, como la sociedad que nos impone una serie de barreras es la misma que dará una medalla al individuo que, con mucho esfuerzo y sufrimiento, logre traspasar esas barreras, romantizando la exclusión y dejando clara la idea de que el mundo no es para PCDs.*
El capacitismo puede tanto subestimar como sobrestimar las habilidades: Desde el Paleolítico, cuando las poblaciones eran nómadas, se han registrado casos de abandono de PCDs por no poder seguir el ritmo de los demás.
Sin embargo, los ahonas –una tribu que aún vive en Kenia– consideraban que las personas con ceguera estaban más cerca del mundo espiritual, pudiendo indicar en las pesquerías dónde estaban los peces; sínodo tratados con cierta veneración; idea igualmente capacitista.
En la antigua Grecia, según indicaba un consejo de ancianos, si se encontraba que el bebé era feo o deforme, no cumplía con los estándares corporales de la época, terminando abandonado o incluso asesinado.
En la Alemania nazi, PCDs fueron de las primeras en ser ejecutadas en cámaras de gas, por inyecciones letales, o dejadas morir de hambre; por ser considerados inválidos.
En Estados Unidos, hasta principios de la década de 70, se permitía legalmente la exclusión de PCDs.
En Brasil, hasta los años 80, una ley permitia que PCDs y personas con enfermedades crónicas no asistieran a la escuela, quitando la responsabilidad de su escolarización al Estado brasileño.
En España, hasta 2020, se permitía la esterilización forzosa de mujeres con discapacidad.
Y por hablar en mujeres...
Rosa Luxemburgo, la gran revolucionaria socialista de Alemania y Polonia, tenía una discapacidad física, pero... pocos lo mencionan. Hizo algo tan grandioso que, sería una vergüenza asociarla a algo tan malo como la discapacidad. Esto también nos pasa a las gitanas, verdad?
La misma Frida Kahlo, la referente de millones de mujeres, por su osadía y su talento artístico, tenía una discapacidad y en muy pocas ocasiones es mencionado.
Maria da Penha, quien da nombre a la ley de lucha contra la violencia de género en Brasil, es una mujer con discapacidad. En el mes de agosto, millones de mujeres celebran su conquista usando sus fotos, mientras borran literalmente su silla.
Obviamente, todo esto no es una falta de atención, sino un grave marcador social lleno de contradicciones que determinan esta condición desde la perspectiva del rechazo. No hay espacios y acomodaciones en las discusiones sobre y, principalmente, con lo que representan los cuerpos de las mujeres con discapacidad.
La violencia que sufrimos, como no se ajusta tanto al criterio normativo de violencia de género, está muy invisibilizada, porque en muchos casos parte del paternalismo, de una supuesta protección, y ese es el nicho de muchas cuestiones relacionadas con la violencia familiar por ejemplo, que no afecta tanto a mujeres normativas.
Se trata de un fenómeno intuido, una especie de alerta silente oculto tanto en términos legales como sociales y estadísticos, una cuestión frecuentemente olvidada en la redacción de leyes y políticas.
Los datos son inexistentes, si buscamos información sobre cómo las distintas formas de violencia contra las mujeres provocan situaciones de discapacidad. Y tampoco se sabe cuántas de las denuncias por violencia de género son de mujeres con discapacidad; esto describe a la perfección nuestra realidad - no nos consideran objeto de violencia por no mirarnos como mujeres plenas.
Idealmente, los cuerpos de las mujeres con discapacidad deberían ser acogidos en las luchas anticapitalistas como un ícono de afrenta a la propia norma. Pero la retórica de la autosuficiencia sólo conduce a la comprensión desde la tragedia personal que necesita ser borrada, ocultada, recortada, porque al fin y al cabo, "no saben cómo lidiar con ello", o "No conocen a nadie así".
La figura hegemónica de la discapacidad es un hombre blanco en silla de ruedas y la figura hegemónica del feminismo es una mujer blanca, que quiere la igualdad salarial.
Sabemos que la sociedad quiere gobernar sobre los cuerpos de las mujeres, de ahí la búsqueda constante por la autonomía, pero para las mujeres con discapacidad, esta demanda es mucho más profunda.
El movimiento feminista no se ha preocupado por las mujeres con discapacidad. Ahora lo que tenemos son mujeres con discapacidad que somos feministas y nos estamos metiendo en colectivos con discapacidad y colectivos feministades.
Las mujeres con discapacidad somos conscientes de lo disminuidas que estamos y sabemos cuánto necesitamos demostrar nuestra valía mucho más que cualquier hombre, pero el problema es que aún necesitamos demostrar nuestra valía como mujeres, dentro del feminismo y como seres humanos.
Las mujeres con discapacidad sufrimos machismo, pero también padecenmos de capacitismo, que muchas veces proviene de otras mujeres. Las mujeres normativas deben defender las agendas de los demás, así que en lugar de mirar solo las diferencias, ¡miren lo que todos tenemos en común!
El feminismo interseccional es el que busca la igualdad de géneros y lucha contra el patriarcado dentro de las especificidades de cada mujer; es el que entiende que las mujeres sufrimos machismo en diferentes niveles en una sociedad racista, capacitista y lgbtfóbica, y con ello combate esta estructura al ponernos como principales denunciantes de lo que vivimos, compartiendo protagonismo.
Hay que dar visibilidad; ser accesible en los discursos, en las posiciones y las actitudes, incluyendo a las mujeres con discapacidad en el debate; y redefinir los estándares estéticos de la sociedad para que muestre nuestros cuerpos como igualmente bellos.
Necesitamos hablar de inclusión de manera más amplia, deconstruir sesgos inconscientes, fortalecer la cultura inclusiva en su esencia, sin competencia, sin devaluar un marcador para valorar otro, sin abordar el tema por obligación legal, presión o posicionamiento de mercado.
¡La cultura inclusiva sólo se construye cuando el movimiento viene de adentro hacia afuera, con un propósito!
Foto de Aritz Loiola
*PCD: persona con discapacidad
Información sobre uso de este material: consultar con la autora (Instagram)
Publicado en mujerpalabra.net en septiembre 2023