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Cómo se creó la especie humana
Cuento popular gitano contado por Sebastián Porras en el centro CP "Antonio Pérez Cerezo", Las Casillas de Martos (Jaén), con motivo de las Jornadas de Interculturalidad. Enviado por Saray Borja
Hace mucho tiempo había una mujer alta, guapa de cabellos largos y oscuros, que vivía sola y muy triste en el mundo. Se puso a pensar la manera de paliar su situación. Tanto pensó que una idea se le ocurrió.
Cogió una montaña de arena y un gran río de agua, los unió y los mezcló. De la mezcla resultó barro. Fabricó figuritas con cabeza, dos brazos, dos piernas, pies... Hizo millones y millones de figuritas. Las llevó a una gran cocina en cuyo interior tenía un horno mágico. Metió las figuritas dentro y esperó.
No esperó demasiado porque estaba muy impaciente. Abrió la puerta y las figuritas salieron. Estas aprendieron a andar, escribir... poco a poco. Y como habían estado tan poco tiempo en el horno, sus caritas y cuerpos eran pálidos. Así nacieron las personas, hombres y mujeres de raza blanca.
La mujer morena estaba muy contenta e ilusionada, y de nuevo volvió hacer la misma tarea.
Cogió una montaña de arena y un gran río de agua y los mezcló. Con la mezcla resultante hizo millones y millones de figuritas con cabeza, dos piernas, dos brazos... las metió en su horno mágico y esperó.
Durante la espera se distrajo con un bello pájaro multicolor que pasaba delante de su ventanal. Tanto esperó, que las figuritas pasaron mucho tiempo dentro del horno. Al abrirlo salieron todas ellas. Igualmente aprendieron a escribir, pensar, sumar... poco a poco. Como estuvieron mucho tiempo salieron muy oscuras. De esta forma nacieron las personas, hombres y mujeres de raza negra.
La mujer estaba ya muy contenta porque tenía ya personas, pero lo intentó una vez más; mezcló el gran río y la montaña de arena, y con el barro resultante nuevamente modeló figuritas iguales a las anteriores, con dos piernas, cabeza, dos brazos... las metió en el horno y esperó.
Mientras esperaba se inventó una máquina para poder medir el tiempo. Con esto sabía en que momento estarían listas. Cuando llegó el momento, abrió el horno y salieron.
De la misma forma aprendieron a escribir, sumar, multiplicar, leer... poco a poco.
Estas figuritas no salieron ni con la piel negra, ni con la piel blanca, sino ligeramente tostados y morenitos. Así salieron los hombres y mujeres de raza gitana.
Reflexión:
Todas las personas blancas, negras, amarillas, gitanos, hindúes, ecuatorianos... estamos hechos de la misma manera:
con un río entero de agua
con una gran montaña de arena
y un horno mágico.
Información sobre uso de este material: literatura oral, dominio público
Publicado en mujerpalabra.net en julio 2013