Creadoras

Nací, y todavía vivo en él cada verano y vacaciones de invierno, en un pequeño pueblo de La Mancha, Villaescusa de Haro (Cuenca). Estudié con una beca, mi madre dice que de las de Franco, en el Colegio Menor de la Sección Femenina de Cuenca. A los 15 años me expulsaron. La sociedad me cerraba sus puertas, fue la despedida de los mandos del Colegio (así, en masculino, las llamábamos aunque todas eran mujeres). No me lo creí del todo, pero me afectó mucho.

Afortunadamente, hace unos años me dieron el premio de novela histórica de Cuenca. La entrega fue nada menos que en el balcón del Ayuntamiento, con la plaza Mayor a rebosar. Y me tomé la revancha. Recordé en voz alta lo que me habían dicho y añadí lo evidente: que Cuenca era otra. Que la sociedad, no solo no me abría sus puertas sino también el balcón del Ayuntamiento. Quise decir más cosas, pero me retiraron el micrófono. Tuve tiempo de dar las gracias a las monjas  que me acogieron en su centro para que no perdiera el curso. Eran las Celadoras, en la parte alta de la ciudad, justo donde llegó la bohemia y el arte abstracto a establecerse. Así que me  hicieron un favor con expulsarme, yo  también me modernicé y me hice más cosmopolita, como Cuenca.

Lo que pasó después es que no me dejaron volver a colegio porque las monjas, entonces, no entendían de libertad religiosa y a mí me dio por frecuentar a unos protestantes de la calle del Agua. En fin, que me tuve que ir a Salamanca a continuar mis estudios. Otra suerte que tuve. Pude conocer a gente de mi pueblo, represaliada por los vencedores de la guerra civil. Allí empezó a germinar mi libro de relatos De la República y la guerra. Memorias de un pueblo en zona republicana.

Como en Salamanca no había Facultad de Periodismo me vine a estudiar a Madrid.  

Trabajé como periodista free lance durante algún tiempo. Luego fui cooperante en Programas de desarrollo dirigidos a mujeres, en Nicaragua y Colombia, y después, profesora visitante en Chicago (Estados Unidos) y Amsterdam (Países Bajos). Y de profesora sigo, enseño Lengua y Literatura en un IES de Madrid.

Soy integrante de la Red Internacional de Mujeres de Negro contra la guerra (Women In Black) desde hace tiempo. Las conocí en una manifestación, en Chicago, contra la invasión norteamericana de Afganistán y cuando volví a Madrid las busqué para unirme a ellas.

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