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Creadoras - Narraciones

Volver a Narraciones La amante del libro

Volver a índice de muestra de obra de marian pessah marian pessah

Estaba entrando en casa cuando una sensación se apoderó de mí. Hacía tiempo que no la veía. Sin siquiera soltar la cartera y las llaves, fui directo a la biblioteca a buscar un libro. Lo leí hace tiempo y a veces me descubro pensando en él. Momentos vividos. Lo extraño. Abro sus páginas con la sed de una vieja amante.

La sensación de tomarla, nuevamente entre mis manos, me conmueve. Mi cartera cae al piso.

Al ver su foto –había olvidado que en la solapa izquierda había un retrato con un pequeño comentario– me detengo en seco. Su imagen es imponente. Noto el paso del tiempo, la veo diferente. ¿Tiene el pelo más largo? Ella me mira de una forma extraña. ¿Desconfiada o desafiante? Es que hace meses que no me acerco.

Ella me recuerda que la memoria es falsificación. Las sensaciones son móviles y danzarinas, aunque subjetivas.

Despeinada, peinada entre despedidas y abrazos, de cabellos revueltos y largos, lanza su mirada fulminante al objetivo de la cámara. En este momento paso de la fotógrafa que soy, a la lectora. Su lectora. Me mira. Lo hace de forma tan decidida que casi me inhibe. Ella no lo sabe. ¿Debería saberlo? ¿Son cosas que una amante debe saber, debe decir? ¿Acaso no se caracteriza ese vínculo por la escasez de palabras, por la infinidad de pasión, de fantasías?

La novela está escrita en primera persona. Ella es hombre. Vuelvo a mirarla. Siempre tan decidida, tan autónoma, tan segura. De manos grandes; ella no duda.

Yo tampoco. Me llevo el libro a la cama. Me duermo con mi amante. ¿Solitaria de amor?

Con la mano izquierda corre el marco de la foto. Con su pierna derecha empuja las letras hacia abajo y me dice –como tantas veces– basta de formalidades, che.

Enciende un cigarrillo, toma su vaso de vino que estaba fuera del registro ocular y con una mirada melancólica, levanta el vaso y dice

—salud

—salud y revolución —le respondo con mi voz alta y garganta seca.

Por alguna ventana de la vida, Tom Waitts se asomaba a nuestro (re)encuentro.

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Publicado en mujerpalabra.net en la primavera del 2010