Creadoras - Poemas y canciones
Nosotros los varones
Mayte Morales Paniagua
Nosotros los varones disfrutamos del poder sin menoscabo.
Somos hombres con hijos, sin ellos o divorciados.
Es cómodo ser servido por la comunidad femenina:
somos inútiles por elección para evitar la fatiga.
Nosotros los esposos tenemos un hogar por conveniencia,
tememos a la soledad, limpiar la casa y hacer la merienda,
tenemos mujer para enfrentar una vejez digna y perfecta
(conviene no estar solo durante la enfermedad y las deudas).
Realmente tenemos amantes porque la esposa fastidia:
a la primera no la veo a diario y me recibe con una sonrisa,
la otra solo pide gasto para que haya siempre comida,
educa a los hijos porque su puesto lo implica...
Nos casamos porque la necesidad del ahorro es incesante,
el amor es un tema pasajero nada importante,
conviene tener quien cuide la casa y los niños,
tener mujer es mantener a un empleado con algo de cariño....
Realmente el matrimonio es necesario para tener sexo legalizado
Y hacer de la esposa un súbdito aliado,
un ente siempre dispuesto a servir mas allá de sus fuerzas
al amo que la sustenta con migajas de amor y sustanciosa ausencia...
A los hombres nos gusta la familia para evitar mancharnos las manos,
cumplimos con dar dinero, a veces buen sexo y de vez en cuando un aplauso,
somos intocables y nos pertenece el descanso,
ayudamos a veces porque fastidia el reclamo...
Nosotros los hombres que cuidamos a los hijos,
lo hacemos porque no queda otra opción y la mujer trabaja en otro sitio,
aun así cambiar pañales o hacer la tarea importa menos que un vicio,
tengo el derecho a cansarme y así sin molestias ver mis partidos.
Nos llaman mandilones los machos que aún vivimos de la aprobación materna,
aquellos que van a la misa obligados y luego acosan a la sirvienta,
proveo para cultivar a escondidas el privilegio de no ser cuestionado por nadie,
hay mujer para servir y la hay para satisfacer mi hambrienta carne.
A los machos nos da igual si la mujer vota o se desarrolla.
Ni todo el amor ni todo el dinero para evitar se rebelen en nuestra contra,
pan y circo para la familia jorobada que idolatra esta divinidad mezquina.
Yo soy el que manda y mi salario alimenta la esclavitud en cada esquina.
Dale a la mujer lujo y si acaso buen sexo de vez en cuando.
Es mejor que no le guste porque no vaya a pedir más y me canso.
Llénala de hijos para que se ocupe y haga algo,
conviene no tenga tiempo para que levante la voz y las manos.
A nosotros los reyes nos importa un cacahuate la paridad política.
Sabemos cómo tapar la boca de la fémina sumisa:
dile que la amas y lograras que nunca trabaje,
si menos estudia más fanática será para ante ti arrodillarse.
Nosotros somos incuestionablemente los dueños de ellas,
nos acostamos con todas y reímos de eso en la juerga,
qué chistoso es ver cuando entre ellas pelean
por el mismo varón que con todas se acuesta.
Nosotros decimos quién es santa y quién puta,
nosotros tenemos el poder y eso no tiene alternativa,
Aunque ellas tengan mucho dinero su mente sigue siendo vagabunda y esquiva,
que sigan soportando el acoso, la explotación y la lascivia...
Educo a mis hijas para que estudien y sean putas o esposas según les convenga,
Nacieron mujeres para hincarse ante mi autoridad paterna.
Mientras sepan nunca pensar y hacer de la religión su emblema
ser padre es una consecuencia trivial para conservar el patriarcado y sus anatemas.
Nosotros los varones bien machos resguardamos la prostitución y el hambre,
somos aún más viriles mientras más objetos sexuales nos idolatren y amen,
sigamos dando dinero y quizá un poco de atención a los rebeldes infantes,
veamos el futbol y las viejas recen, cocinen y hagan del chisme su castillo en el aire.
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Publicado en mujerpalabra.net en agosto 2017