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Pensamiento - Sobre lenguaje

Volver a BioReflexiones. Sobre rasgos de ser inteligente

Ir a webita de autora michelle renyé

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Hoy (20-11-2023) he leído un artículo en una revista popular de difusión científica, Enséñame de ciencia vínculo externo, que habla de rasgos de personalidad o modo de estar en el mundo de las personas consideradas “muy” inteligentes, y me he llevado la sorpresa de que salvo dos puntos, el grueso de poder aprender al vuelo y el parcial dentro del sentido del humor de captar la ironía, creo que todos los otros rasgos me son muy característicos. Sólo he echado de menos en la lista el amor absoluto y apasionado a las cosas verdaderas, el no poder mentir porque eso es falso, y por tanto una falta de respeto a otras personas.

Estos descriptores que tanta relación tienen con cómo estoy en el mundo explicarían lo que siempre he intuido y observado, por qué soy una persona muy adecuada para estar en Educación y Activismo social, en la lucha noviolenta sociocultural y altruista, desligada de ideologías políticas tradicionales. Me anima porque me confirma que elegí muy bien cómo estar en el mundo, aunque personalmente hubiera preferido ser pintora, artista, y no liarme con el violento e injusto mundo humano patriarcal. Hubiera sido muy feliz viviendo sola en mi mundo, pienso. Quizá, y lo digo riéndome, estuvo bien entonces que me dejaran claro en el instituto que yo para pintar no servía, para cosas “difíciles” no. Hacían unos tests muy raros a finales de los setenta del pasado siglo, de esos que te dejan la mente en blanco porque percibes toda su violencia conceptual.

Creo que las personas que han estudiado conmigo en esos 22 años en que he sido una entusiasmada e incansable “Profa de la pública” en secundaria y Escuelas Oficiales de Idiomas (ahora de excedencia para escribir sobre los caminos que abrí y dieron tanto bueno, y publicar mis bioReflexiones y literatura), incluso aunque viéndome “rara”, además de en general pasarlo bien durante el curso y “aprobar” (se aprende más y mejor cuando se está feliz) se ha solido sentir más motivada que en general para no maltratarse y abrir la mente a evolucionar y pensar con más empatía y conexiones, conectando un universo de temas en unos modos de estar en clase colaborativos y respetuosos con todo el mundo. Eso que genera noviolencia y diálogo, descarga de sufrimientos de la destrucción y autodestrucción, y se relaciona con la construcción de un mundo mucho mejor. Una vez excepcional, una orientadora de un IES de Tres Cantos en Madrid donde fui interina me dijo que era maravilloso que fuera profesora porque generaba “disonancia cognitiva”. Al parecer eso es algo importante para el aprendizaje, porque puede ayudar a la gente a abrir la mente, a experimentar cómo se le “rompen los esquemas” (esquemas del aprendizaje cultural en sociedad, es decir patriarcales racistas, fóbicos de toda identidad natural humana), esquemas que reprimen y destruyen nuestra inteligencia empática, los potenciales humanos para poder convivir sin tanto juicio y condena, prejuicio, inseguridad y odio, y sus sufrimientos asociados, por hacer o padecer eso.

He de decir que a mí personalmente en general no me fue bien en mis años de estudio. En jardín de infancia y primaria le parecía “sucia” y “tonta” a muchas profesoras, obsesionadas con hacer las cosas de la forma más aburrida y absurda posible, de impedir a toda costa la exploración del mundo. En secundaria mejoró. Fui a un instituto público experimental a la muerte del dictador: el Cardenal Herrera Oria en Madrid –plaza que una madre que venía de ser madre-separada-de-yanqui en el franquismo y que se sustentaba con su trabajo a comisión, consiguió tirando de “enchufes” en el Ministerio, como se hacía normalmente en la dictadura, porque temió que todo el mundo corriera en masa a la Pública y me quedara fuera. (En mi adolescencia, claro, esos modos del franquismo que ya se podían ir superando los llevaba mal porque eran formas de no hacer las cosas de verdad ni con justicia). El profesorado del CHO, emocionado con el reestablecimiento de la democracia, en general sintió simpatía por mí. Me veían “muy niña” y “en su mundo”, pero el caso es que me dejaron siempre bastate espacio para respirar (“Por qué michelle pone la mesa así?” “¿A ti te molesta?” “No, pero…” “Pues déjala, no le hace daño a nadie”), incluso perdonándome una acción muy fea de amenazas al profesor de filosofía (que se negó a cambiar un examen sorpresa porque al ver que no negociaba le llamé “Cerdo” –perdón de nuevo-- y además le perseguí hasta la Sala de Profesorado donde le amenacé furiosísima con ponerle chinchetas a las ruedas de su coche si insistía en seguir adelante con su malévolo plan. Fui de las pocas que suspendió, pero la recuperacion fue leer a Russell en verano y luego contarle lo que me había parecido mientras tomábamos un refresco en el bar de al lado del instituto en septiembre). Aquel profesorado siempre me vio, a pesar de todo, bastante inofensiva.

En la sociedad adulta, esa de tener “grupo”, “contactos”, yo como adulta nunca he encajado pero no he encontrado ningún motivo para encajar, porque eso me asfixia, porque eso es una opción para quien la necesite, no algo obligatorio, en mi comprensión vital e intelectual. Mi forma es más bien relacionarme con todo el mundo, con confianza y disposición a generar cosas en comandita, por un mundo más interesante y amable, menos brutal. Sin embargo, el mundo adulto es un tanto obtuso en esta cultura de violencias sin fin. En general, la percepción es desconfianza, miedo, como si yo fuera una amenaza o peligro. Algo que quieras que no, me da más risa que miedo. Para la milenaria cultura patriarcal todo lo más positivo humano es una alarma, una agresión, un objetivo a destruir. Me asombra que la mayoría de la gente no lo vea, porque es evidente. Hay mucha falta de capacidad introspectiva y de relaclón empática con el mundo de fuera. Quienes luchamos por desarrollar lo mejor humano porque sabemos que tenemos muchos condicionamientos, incluso taras, mucho que aprender y transformar, para crear en comandita un mundo mejor, somos interpretadas como lo dicho, personas en las que no confiar, a las que no dejar acercarse. Y esto te lo hacen hasta personas o grupos afines. El aprendizaje cultural es algo muy profundo y la mayoría no lo ve, se cree libre de esos condicionamientos sólo por dar con algunas buenas ideas y sentimientos y trabajar en eso. Yo creo que hay mucho que aprender para pensar mejor, y eso no es humillante ni amenazador, sino sencillamente algo que es.

Os copio aquí finalmente mis apuntes de los puntos del artículo. Me los voy a imprimir para mirarlos ¡cuando flaquee la energía o el ánimo! Porque es muy difícil ganar dinero para sustentarse, y esto de mi aventura de autónoma no va muy bien. Nadie quiere a una especialista en lenguaje, traductora o correctora con inteligencia feminista, y talleres los da hoy en día un montón de personas de todo tipo, que además de saber dar talleres saben sobrevivir en el mundo material de ser autónoma. :D

“Rasgos de las personas muy inteligentes” retitulado por mí…

“Rasgos de una inteligencia de racionalidad empática”

Curiosidad insaciable: deseo constante de aprender y explorar nuevos temas. La curiosidad intelectual es una fuerza impulsora en sus vidas. (Vivir sin curiosidad tiene que ser muy triste. Si estás triste, trabaja en desarrollar tu curiosidad, además te ayuda a resolver problemas de formas increíbles, encontrando conexiones interesantes! Por eso es tan feo que en tantas clases generar curiosidad no sea la prioridad del profesorado. Curiosidad también a conocerte por dentro, tu potencial.)

Rapidez de aprendizaje: pueden comprender y asimilar nueva información rápidamente, a menudo necesitando menos tiempo para dominar conceptos complejos.

Creatividad: exhiben pensamiento creativo y pueden ver conexiones entre ideas aparentemente no relacionadas. La creatividad puede manifestarse en diversas áreas, desde las artes hasta la resolución de problemas.

Alta sensibilidad: pueden ser más sensibles emocionalmente y estar conscientes de matices y detalles que otras personas pueden pasar por alto. Esto puede llevar a una mayor empatía. (Sin duda, lo de endurecerse es sencillamente una desconexión de la vida, yo lo temo como si fuera una forma de muerte.)

Persistencia: pueden enfrentar problemas en la vida y desarrollar una gran persistencia para superar obstáculos. (Esto tiene truco. Es enfocar los problemas como problemas-a-resolver, para que la curiosidad por resolverlos pase a primer plano.)

“Apertura a la experiencia”: de acuerdo con el portal de Psychologytoday, un rasgo innegable es la llamada “Apertura a la experiencia”, componente clave de la inteligencia, que contribuye sustancialmente a la creatividad y a la capacidad tomar en cuenta un abanico de opciones y perspectivas para hacer frente a la vida, resolver problemas y comprender situaciones complejas. (No puedo estar más de acuerdo. Buscar las conexiones, por ejemplo, de lo que aprendes con tu experiencia individual y social te lleva al aprendizaje significativo, y a usar el aprendizaje como persona adulta a lo largo de tu vida, renunciando a esa muerte en vida que es ser persona adulta en la Cultura patriarcal.)

Pensamiento crítico: tienen la capacidad de analizar información de manera profunda y cuestionar ideas convencionales, mostrando un pensamiento crítico agudo.

Intereses intensos: desarrollan intereses profundos y apasionados en áreas específicas, a menudo sumergiéndose en la especialización. (La pasión es maravillosa, nada que ver con los cuentos patriarcales. Es intensidad vital, una fuente de energía y alegría. A mí en el campamento de mujeres de Greenham Common me apodaron “sister Intense”! Sin embargo, en muchos lugares lo normal es que me hayan dicho: “Tranquilízate”, “Trabajas demasiado”, como se le ha tratado a las mujeres cuando no podían asumir la muerte en vida como personas.)

Sentido del humor: Pueden tener un sentido del humor sofisticado y apreciar juegos de palabras, ironía y humor abstracto.

Independencia: a veces prefieren trabajar de manera independiente y pueden resistirse a la autoridad cuando sienten que las reglas son arbitrarias o limitantes. (Te lo perciben en la sociedad como “No casarse con nadie” y por tanto genera rechazo en lugar de entusiasmo y alivio. La gente en general aunque grite “libertad” busca que alguien le diga o que su comunidad le diga qué hacer y decir y sentir, porque temen la experiencia directa de la vida y la responsabilidad que eso conlleva, o quizá dudan tanto de sus capacidades que no se sienten capaces de estar de pie a solas. Hay muchos mitos destructivos de cosas tan buenas como la soledad y la solidaridad, por ejemplo, que ser independiente es ser insolidaria. Ya lo dijo Camus, me dice Atticus, ser Solitaire et solidaire, así enfoco yo los ideales humanistas o anarquistas, libertad y solidaridad.)

Alta autoexigencia: pueden establecer estándares elevados para sí y sentir frustración si no cumplen con esas expectativas. (Esto a mí no me pasa en el mundo de la ambición práctica de estatus en la sociedad, o dinero, pero sí en el afán de aportar para que evolucionemos a sociedades noviolentas, capaces de concebir, nombrar, crear vida no destructiva en el planeta.)

Esto es todo. Entiendo que la presente bioReflexión, con lo que dice y con su ser insuficiente o inadecuado para tantos lugares de la educación y la cultura, sólo cabe en mujerpalabra.net y allí es donde lo voy a publicar ahora, por algo en 2001 creamos ese espacio abierto. Gracias por haberlo leído y mucho ánimo. Somos y podemos ser mucho mejores de lo que parece por el peso de lo que como mayorías generamos. Amorosa caña!

Artículo citado publicado en ensedeciecia.com https://ensedeciencia.com/2023/11/19/el-rasgo-de-personalidad-inconfundible-de-una-persona-super-inteligente-pocos-la-tienen/

 

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Publicado en mujerpalabra.net en noviembre 2023