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Paradise (1998), novela de Toni Morrison
Recensiones raras feministas, de michelle renyé, para Mujer Palabra - Ir a página sobre Toni Morrison
Nota preliminar: No he leído la traducción al español, pero puesto que hay tantas cosas que caen en manos de personas que en el fondo odian el arte y la cultura, recomiendo que se atienda a la traducción, y que si no es buena, se intente leer en inglés aunque se entienda mal, recurriendo al español en momentos puntuales.
Paradise es una obra artística interesante y exigente, repleta de significados y fortaleza que podemos usar en nuestras vidas y el mundo en que vivimos. Se trata de una red de historias sobre las y los habitantes de un pueblo, imbuidas en la narración de un hecho más reciente: un grupo de hombres han salido a la caza de un grupo de mujeres que no encajan en el Paraíso que ellos quieren construir.
Es un libro que los hombres deberían leer –haciendo el ejercicio de imaginar, y analizando luego también, el impacto de lo que hacen los hombres en las vidas de las mujeres así como en la sociedad, y también abriendo sus mentes a aprender de y sobre las mujeres, desde perspectivas que ellos no tengan y puedan descubrir en el libro. Si tienen suerte, o si son lo bastante generosos, podrán iniciarse en empezar a entender que las mujeres no son como creen que son (sí, hablando en general, sociológicamente), o al menos, que existe todo un mundo de mujeres de las que no saben nada. Existe todo tipo de mujeres (personas mujeres), y esa excusa machista usada para alienar a los hombres de las mujeres ("no hay quien entienda a las mujeres", inventada para dejar claro que sólo se tolerará a mujeres que encajen en la concepción patriarcal de lo que es una mujer) es una falacia llena de odio misógino.
Las mujeres también deberían leerlo porque –en formas extrañas (no literales o descriptivas, más como surgiendo del ambiente y la intuición, más como lo que hace la poesía, la pintura abstracta, el realismo mágico o el punto de vista que de alguna manera recuerda a Faulkner)– es una novela que te puede inspirar coraje. Y también porque permite ver maneras de cómo presentar las situaciones dramáticas y comunes a que se enfrentan las mujeres por serlo en sociedades patriarcales, sin convertir a las mujeres en víctimas. (Los hombres deberían escuchar mejor a las mujeres cuando hablan de esto, echándole más valor, más generosidad, aplicando más la inteligencia; y las mujeres no sometidas a realidades extremas deberían esforzarse por contarlo evitando el rencor, la venganza y el victimismo, pues todo eso degrada su pensamiento y lo esclaviza, no le da las alas que precisa para pensar y resolver los problemas.)
No he podido entender todas las páginas del libro (es que es gordo y eso me desmoraliza, aunque prometo que me lo volveré a leer), especialmente al principio, en parte por mi manera de leer (que tiende a ser intuitiva y salvaje; lo que tiene de bueno que unas veces alcanzo a escuchar mejor porque pienso con más libertad, y de malo que otras me alejo demasiado de lo que pudiera estar queriendo expresar la creadora) y en parte por la estructura de la novela y su ritmo: hay que ser pacientes (la historia probablemente os enganchará). Hay que dejarse llevar por cada historia que se nos presenta, e incluso si, gradualmente o al final, vamos viendo que será irrelevante para la lectura más profunda. Todas esas historias tienen un papel crucial: crean un ambiente, un ambiente que todas y todos conocemos sea cual sea nuestra cultura (como las esencias que captura Shakespeare y trascienden tiempo y espacio), y ese ambiente es más importante que los detalles de cada historia, es el eco de lo que se quiere narrar, amplía el territorio de la exploración. Por esto no enterarse bien todo el rato no es tan importante, mientras sigas andando el camino con los personajes. Veréis, el problema "material" es que se habla de toda una población (digamos, metafóricamente, de más de 300 personas!); sus historias se insertan en un tiempo distinto, pero al ser narraciones largas, a veces te irrita el "desvío", o te agota. Así que mi consejo es que cuando surja una historia nueva, te centres en ella, y olvides lo de mantener la entonación ascendente respecto a la historia principal, o "incidente" que da pie a la novela.
Cuando leí el primer párrafo de Paradise, hace 10 años, cerré el libro. Este verano del 2010 lo he abierto y lo he leído de un tirón. Creí entonces que ya sabía lo que iba a ocurrir (esto le pasa a muchos hombres cuando hablan las mujeres). Me equivoque, claro. Toni Morrison es una artista y una pensadora extremadamente inteligente (la mente incluye al corazón, y la única razón por la que hemos macheteado y descartado el corazón al razonar es porque hemos aceptado como buena la Razón patriarchal, que se basa no en el pensamiento racional sino en razonamientos de patético psicópata justificando un sistema) y la narración te sorprenderá. No dejes que lo que sabes del mundo haga imposible que puedas atender a la historia. Sé inocente. Ponte en el Modo Niña o Niño. Y si eres una persona blanca, no permitas estar visualizando a los personajes como personas blancas. (No es un tema importante en la novela; sólo lo digo para que experimentes ese ejercicio y descubras de paso varios cosas sobre cómo funcionan nuestras mentes.) Esfuérzate, lee con generosidad, sé valiente y generosa/o y déjà que el libro te guíe.
(Por cierto, Toni Morrison escribió un ensayo increíblemente interesante sobre cómo la gente blanca percibe a la gente negra, que a mí además me sirvió para aprender sobre cómo los hombres perciben a las mujeres. Este ensayo está en el libro "Playing in the Dark. Whiteness and the Literary Imagination".)
Lo que echo de menos en el libro es conocer mejor a las protagonistas, pues hacia el final la magia o la espiritualidad ocupa el espacio que yo creo podría haber sido ocupado por conocer mejor a esas mujeres. Esa espiritualidad entra en juego para dar a conocer de manera torpe, ruda, primitiva (no pretendo ofender, sino explicar lo que yo percibo) cosas que afectan a nuestras vidas y relaciones. Por eso se me hace vacía. Aunque siguiendo los consejos que os doy, sí es cierto que hice el esfuerzo de ignorar mi sed de utopias aquí en la tierra y lo leí para aprender de ello, entendiéndolo como si fuera una metáfora de lo que no atinamos a expresar pero que sabemos real, que está ahí. (Ay, esta batalla terrible que las artistas y las feministas enfrentamos: poniéndole palabras a lo que el lenguaje imperante se niega a nombrar o no nos permite nombrar.) De todos modos, sí echo de menos que las mujeres hagan el esfuerzo de crear fuentes de poder que estén en el territorio humano (no en el espiritual), el que todas y todos compartimos. Entiendo que la espiritualidad es para mucha gente una primera manera de encontrar palabras, pensamientos (y toda la fuerza para la acción y la actitud que esto trae consigo), para describir realidades que no prevalecen en nuestra mentalidad por defecto, que no han sido escuchadas o pronunciadas, (que esto pudiera ser meritorio, posiblemente inevitable para los casos de haber sufrido abusos de brutalidad extrema, pero también incompleto, insuficiente desde una posición más libre o menos traumatizada, desde mi punto de vista), pues creo que no deberíamos excluir todo un mundo que todas y todos sí compartimos, que es el mundo que percibimos aquí, y en él necesitamos poder movernos.
Como soy persona de fuentes directas, tras leer la novela busqué algunas palabras de Toni Morrison sobre Paradise, y os copio aquí algunos de sus comentarios. No se destripará la historia, ¡no os preocupeis!
Pero antes de esto, algo importante para el mundo del arte y la cultura: la reseña de El País sobre "Paraíso" es un claro ejemplo de la incapacidad de escuchar a las mujeres (al final del artículo dice "su obra más feminista" pero en nada del análisis anterior se muestra que se haya entendido nada de "lo feminista" planteado; de hecho: no hagáis caso de lo que dice que es "la misión del lector", ¡qué desatino! Es un ejemplo de la incapacidad de abordar una obra de arte con la inocencia que esto requiere, atendiendo a lo que se dice y sin interpretar lo que se dice y ya saberlo todo, aprendiendo de la obra, y dejándose llevar por ella, para explorar los mundos que se presentan.
Entrevistadora, ELIZABETH FARNSWORTH: Para mí, este libro está casi en… en un nivel diferente de consciencia. Está como en un nivel alto de una especie de prosa poética.
Nota mía: creo que la entrevistadora aquí alude a lo que yo he descrito como onda más parecida a la poesía, la pintura abstracta, realismo mágico, enfoque faulkneriano…
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TONI MORRISON: El aislamiento, el estar separad@s es siempre parte de cualquier utopia. Y sí, fue mi reflexión, si se quiere, mi cuestionamiento de la idea de paraíso, el lugar seguro, el lugar donde de la abundancia, donde nadie puede hacerte daño. Sin embargo, además de eso, se basa en la idea de exclusividad. Todos los paraísos, todas las utopias están diseñadas por quien no está allí, por quienes no pueden de ninguna manera estar allí.
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TONI MORRISON: Bueno, el aislamiento, sabes, lleva consigo las semillas de su propia destrucción porque a medida que los tiempos cambian, se van filtrando otras cosas, como ocurrió en Ruby [el pueblo de la novella]. Los años cincuenta, fue una cosa; los setenta, otra, y se negaban a lidiar con tiempos de cambio, y se limitaron a cerrar las puertas, como cualquier comunidad cerrada, para que nada entrara. Y eso fue precisamente el ingrediente que destruiría su paraíso.
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TONI MORRISON: Sí, los únicos que no eran inmigrantes en esta fiebre por encontrar un cielo eran los americanos, los afroamericanos. Habían dejado atrás un hogar. Así que están buscando otro hogar, mientras que otra gente está haciendo lo mismo solo que habían dejado atrás una casa en la que no querían estar ya más. Las personas nativoamericanas estaban siendo forzadas a cambiar constantemente de lugar donde vivir. La gente afroamericana estaba buscando un segundo hogar, y esperaban que fuera uno que pudieran definir, creado por su pueblo, con sus costumbres, su cultura, y querían que éste les contuviera. Por eso el tema del paraíso es un poco distinto aquí.
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ELIZABETH FARNSWORTH: Las mujeres—Ruby está gobernado por hombres, el Convento es todo mujeres, y existe esta dicotomía: mujeres que han sido heridas a cargo del convento y un pueblo gobernado por hombres. Dinos, ¿cómo se te ocurrió esa dicotomía y cómo llegaste a esa idea?
TONI MORRISON: Ruby tiene las características, los rasgos del Antiguo Testamento. Es patriarcal. Los hombres están muy en el papel de proteger a las mujeres, de ser líderes. El convento, en su evolución, pasa a ser una especie de colchón para algunas mujeres que están huyendo de todo tipo de traumas y que no buscan la compañía de hombres. Han sido profundamente heridas por hombres, así que aunque discuten y se pelean la mayor parte del tiempo, se encuentran en lo que ellas consideran un lugar libre, un lugar donde no tienen que temer que se echarán sobre ellas como si fueran presas, donde los valores son diferentes. En Ruby está una muy profunda religión protestante y en el convento, algo que raya en la magia que es la religión no institucionalizada. Los valores son totalmente diferentes. Las mujeres son, sabes, ejemplos de los años setenta. Y eso ofende y horroriza a la comunidad negra conservadora.
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Primer párrafo de la novela: ""Primero le pegan un tiro a la chica blanca; no hay prisa para con el resto. No hay prisa estando tan lejos, a 17 millas de un pueblo que, a su vez, está a 90 millas de cualquier otro. El convento tendrá muchos lugares para esconderse, pero hay tiempo, y el día acaba de empezar. Son nueve. Más del doble que las mujeres a las que deben dar caza o matar, y han venido bien equipados: cuerda, una cruz de palma, esposas, un mazo y gafas oscuras, además de unas buenas escopetas, limpias como la patena.
ELIZABETH FARNSWORTH: Esto me chocó por muchas razones, pero la primera frase "Primero le pegan un tiro a la chica blanca", bueno, me he leído el libro entero y no sé quién era. Imagino que lo hiciste adrede: no importa de qué color son las chicas del convento. ¿Era eso?
TONI MORRISON: Yo quería atraer la atención a algo y después eliminarlo, haciendo creer a quien lee, al final, que después de averiguarlo todo sobre las mujeres, sus vidas interiores, su pasado, su modo de actuar, la única información que no se tiene, la del color de la piel, es, de hecho, irrelevante. Y cuando se sabe, ¿qué se sabe?
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Publicado en mujerpalabra.net en septiembre del 2010