Naturaleza - SúperVivencias

473 gr. de aceite residual de cocina, colado
62 gr. de sosa caústica
159 gr. de agua (puede ser destilada)
hojas de romero
aceite esencial del árbol del té
molde (reutilizar cualquier envase tipo bandejita del super)

En un cuenco se vierte el agua y con sumo cuidado ir echando la sosa (ponerse guantes, en su reacción química con el agua os podríais quemar la piel). Con una cuchara preferiblemente de madera, ir removiendo hasta la completa disolución de la sosa. Después, podemos verter el aceite poco a poco y en este punto, utilizamos la batidora a baja velocidad (como para hacer mayonesa) hasta conseguir una masa. Cuando ésta vaya espesando un poquito, podemos subir algo más la velocidad hasta conseguir homogeneidad, quizá después de unos 15 minutos aproximadamente. Aquí ya se habrá alcanzado el punto de traza y se puede añadir el aceite esencial. Mezclar y seguidamente, verter la masa en el molde, donde previamente habréis puesto hojas de romero. Guardar en lugar ventilado y oscuro durante 48 horas. Pasado este tiempo, cortar la masa en trozos de vuestro agrado y colocarlos en una bandeja dejando madurar durante un mes y medio mínimo. A partir de aquí suelen estar listos para su uso pero dependerá de factores como temperatura, humedad, etc.

Decir que el romero es analgésico, antiinflamatorio antiséptico y estimulante.

El aceite del árbol del te tiene efecto antiséptico por partida triple: contra las bacterias, hongos y virus.

Estas propiedades están reconocidas y aceptadas por el departamento de salubridad australiano y no se le conocen efectos secundarios, ni toxicidad ni irritación en la piel.

En internet hay muchas páginas dónde mirar, que usan aceites diversos. Yo prefiero el aceite residual que contamina si lo tiras pero que se convierte en un tesoro cuando lo haces jabón.