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Pensamiento - Literatura

Volver a Parir poesía

Ir a webita de autora Lillian Hernández

Es difícil parir poesía después de más de treinta años de matrimonio con la vida misma; con las otras cosas que una quiso y/o pudo hacer. (Lo que nada tiene que ver con problemas de infertilidad.) Supone un enorme riesgo preñarse de las musas o dejar que el numen nos impregne en pleno siglo veintiuno, aunque solo se pretenda mostrar lo que se trae al mundo.

La necesaria y urgente parición, independientemente de cuán bien hecha resulte la prole no cuenta con agentes neonatólogos y menos aún de cuidados de urgencia ni jardines editoriales con su juguetería de sellos y figuras distribuidoras. Tampoco, si la madre-padre no ha ganado ningún título de miss o míster poesía-literatura, si son totalmente desconocidos en el entero poético y, menos aún, si no se tiene dinero para asumir el riesgo de inscribir lo parido en el registro de obras menos vendibles. (No, no diré lo que es un lugar común o tópico, al menos de forma explícita.) De nada sirven los enchufes ni padrinos del ámbito comercial o intelectual.

Los primeros compran, razonablemente, el faldellín para la ahijada que esboza su sonrisa de rédito y los otros, cuando nos conocen, pero casi no se acuerdan; ofrecen, con suerte, hacer el mayor esfuerzo por examinar las criaturas en unos cuantos meses sin el compromiso, generalmente, de devolvernos lo formado en el mismo útero de la conciencia.

Concebir y parir poesía en el recién iniciado milenio de gestas de guerra e indi -gestas terroríficas en un mercado global donde los más siguen teniendo menos es, según el criterio de muchos, condenarla a la indigencia, a la hambruna y sed de lectores, a un mundo-mercado literario utilitarista separado de objetivos que redunden en la realización o concienciación del ser por medio del pensamiento, en su expresión más auténtica por medio de todas las formas de la palabra convirtiéndola en arte.

Mientras la narrativa viste trajes de quinceañera solicitada, los versos, sobre todo los nacidos de madres-padres que a duras penas emergen de un limbo electrónico cibernético, caminan desorientados por rumbos virtuales inseguros y refugiándose en seudo-templos poético-literarios. Éstos son, a veces, microcosmos en los que un administrador o grupo exiguo califica y descalifica lo creado sin el estímulo y asesoramiento que proponen.

El elitismo cultural aliado a una cosmovisión todavía machista, la xenofobia, el racismo y el colonialismo lingüístico son algunos de los seres malévolos que castigan y pretenden hacer de la poesía su lazarillo.

Parir poesía y presentarla en Internet es una alternativa en consonancia con las tecnologías de la información (Ya hay quien asegura que un próximo ganador o ganadora del premio Nobel de literatura transita por la Super Carretera de la Información.) Aún así, publicar en Internet no goza del mismo aprecio que hacerlo en papel y este medio para dar a luz lo creado, además de costoso, está regido desde siempre por criterios e intereses sociales, políticos, económicos y artísticos que se anteponen a su objetivo cardinal; que desvirtúan o afrentan la expresión de nuestra esencia mediante la palabra.

Siempre han existido escritores sin hogar concreto para sus versos; poetas anónimos durante un tiempo o para siempre por muchas razones, obvias en determinados casos. Por los comerciantes de la palabra de las ya no tan nuevas sociedades altamente consumistas, por quienes la estrangulan con los credos en boga que pagan dividendos en metálico, por los protagonistas de la triunfante industria de la belleza a la que importan los labios y no la voz. Por los falsos mecenas comprometidos con ellos mismos y no con los creadores y creadoras que necesitan completar el dinámico proceso de la comunicación por medio del decir poético. Por quienes se desvinculan, cada vez más, pese al ingente esfuerzo de algunas instituciones y educadores, de los nutrientes del espíritu y encauzan el des -crecimiento a tenor con insospechados paradigmas de anorexia intelectual, por el afán de un mal concebido individualismo con su enorme carga de egoísmo y su trágica desidia ante tantas y tantos poetas amordazados; pero jamás estériles.

Ir a página de poesía de Lillian Hernández (vínculo externo a su web roto - el dominio ya no existe)

 

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Información sobre uso de este material: © Lillian Hernández, 2005, Puerto Rico
Publicado en mujerpalabra.net en 2005