Libros y Tradus - Citas, resúmenes y recensiones

Ir a webita de Francisca Martín-Cano Abreu en Mujer Palabra

Arqueología feminista ibérica (Letras de Autor, 2016, 600+ págs.), con prólogo de la artista Pilar Catalán Lázaro.

Seleccionamos algunas citas del inicio de este trabajo de investigación: de apartado I "Algunos problemas en la 'ciencia' prehistórica y protohistórica de la península ibérica", "Dogmatismo estructuralista androcéntrico" (págs. 19-25).

Dogmatismo estructuralista androcéntrico

Nuestra disconformidad con el dogmatismo estructuralista que sostiene el pensamiento oficial de la Arqueología de la Prehistoria y Protohistoria académica se inició a mitad de los ochenta. Y empezó a anidar en nuestra mente tras leer algunos manuales firmados por poderosos arqueólogos, presuntamente "científicos", pero que sorprendentemente daban falsas atribuciones de género "masculino" a infinifidad de fascinantes creaciones artísticas en las que nos era fácil percibir que eran ginemorfas. Lo que suponía un auténtico despropósito, sin base científica que lo sustentase y en contra de la evidencia y del más mínimo sentido de la ética y la justicia.

Pero lo que nos dejó absolutamente preplejas fue descubrir que estas interpretaciones no escandalizaban a nadie. ¡Éramos la única voz discrepante que se indignaba ante tal anomalía!

(...)

Descubrimos que muchos de los primeros que empezaron a investigar el arte cuaternario a principios del siglo XX eran clérigos cristianos. Así que era fácil comprender que sus falsas atribuciones no serían más que la reacción ante la avalancha de efigies femeninas encontradas, para ocultar la evidencia del papel superior de Lo Femenino en la Prehistoria, hecho que les debió resultar intolerable, ya que constataban que la mujer regía la sociedad y se adoraba en exclusiva a la Diosa Madre. (...) [siendo] creyentes cristianos en un único y eterno dios Patriarcal (...) decidieron enmascarar la verdad y transformarla.

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Como feminista y apasionada por los derechos humanos y ofendida en nuestra inteligencia, nos sentíamos con el deber de evitar que tantas suposiciones falsas pasasen como "científicas"; no consentíamos que se desconociese que muchas de las afirmaciones genéricas defendidas por la comunidad académica eran una prversión de los verdaderos hechos del pasado.

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Y nuestra rebeldía no nos permitía soportar que siguiese impune la enorme estafa que inundaba los manuales de la "Ciencia de la Prehistoria" y que siguiesen filtrándose en la formación de las nuevas generaciones de prehistoriadores. Merecían un discurso verdadero y justo, en vez de la fantasía de la exaltación eclesiástica, machista y de violencia belecista que los conjurados miembros del establishment de la Prehistoria les estaban vendiendo como "Ciencia". Y que beneficiaba a los que tenían tal ideología; pero perjudicaba a quienes tenían ideales progresistas, y sobre todo a las mujeres.

Así que fuertemente sacudida en nuestras más profundas convicciones, nos rebelamos contra los "buenos sexistas" que tenían un interés exagerado en evitar que se descubriese que ¡el legado arqueológico pre y protohistórico reflejaba la primacía de la mujer en la sociedad y en el culto!

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Y sí, seguir permitiendo que el paradigma patriarcal estereotipado que asumía: "la definitiva superioridad masculina y la eterna inferioridad femenina genética" actuara como una profecía autocumplida para seguir preservando la discriminación contra la dignidad de las mujeres y seguir disfrutando de los injustos privilegios de la dominación patriarcal, que los condicionaba a "creerse superiores" para poder dominar y explotar a las mujeres ¡por siempre jamás!

(...) Que aunque se pretenda científica [la Arqueología prehistórica y protohistórica androcéntrica], en realidad es patológica y sometida al poder religioso patriarcal; que desde que nació ha permanecido inamovible sin transformar ni una de sus deducciones sobre el género y el significado del arte prehistórico y protohistórico; que lleva dando amparo legal a todo un código de modos y hábitos machistas; que sigue con la misma dificultad para interactuar, retroalimentarse y nutrirse de los nuevos descubrimientos y avances de otras disciplinas; y sin aceptar los cambios científicos innovadores, que permitirían que a toda la comunidad estudiosa de la prehistoria se le abriesen los ojos. Y que sigue en el siglo XXI inalterablemente imponiendo de manera dictatorial los credos androcéntricos de los iniciadores cristianos de hace cien años.

(...)

[P]resentamos en nuestra Arqueología Feminista Ibérica a la mujer tanto como cazadora, pastora, labradora y agricultora, como música, amazona, hipodamia y auriga de su carro, además oficianta de ritos sagrados, sacrificadora, veterinaria, médica, ceramista, metalúrgica, reina que se sentaba en el trono, y adoradora en exclusiva de la Diosa Madre... puesto que hay muchos ejemplos artísticos peninsulares protagonizados por ellas desde el Paleolítico y que algunas son reconocidas femeninas por otros prehistoriadores extranjeros o por personas estudiosas no académicas.