Pensamiento - Sobre sexualidad, afectos y cultura
Alentemos a que todas las Comunidades editen la "Guía para chicas" que incita a masturbarse (2005)
Francisca Martín-Cano Abreu
A quienes la masturbación ha creado problemas de conciencia, sabe el bien que hará a las adolescentes tener una guía semejante. ¿Por qué las nuevas generaciones de chicas no pueden aprovecharse de los nuevos descubrimientos de la Antropología, Etnología, Psicología, Etología...?
Así, que alentemos a que todas las Comunidades editen la "Guía para chicas" que incita a masturbarse.
Ya sabéis que la masturbación no ha estado estigmatizada como en las sociedades judeocristianas e islámicas, ni en sociedades arcaicas ni en primitivas, sino que era una experiencia que se ejercía con naturalidad.
Incluso desde que eran bebés las madres alentaban la masturbación para que la practicasen como calmante y era enseñada desde muy pequeñas a las niñas para que estuviesen preparadas para mantener relaciones sexuales más satisfactorias y así se convirtieran en mujeres libres, independientes y felices. Las madres sabían que cuando los músculos se entrenan desde la infancia, se obtiene mayor placer sexual en la relación sexual de la edad adulta. Y dado que la sexualidad no se desgasta con el uso o su explotación, sino al revés, el mayor entrenamiento hace aumentar el placer. Además, cuando las chicas conocen en profundidad su cuerpo, pueden guiar a su compañero en el coito, para que tengan el ritmo más adecuado con el que alcanzar con facilidad el orgasmo.
En algunas culturas maternales no solo las madres enseñaban a masturbarse a sus hijas desde la más tierna infancia, sino que les friccionaban y estiraban el clítoris y los labios de la vulva y les daban instrucciones de cómo frotarlo con el jugo de diversas plantas, o a suspender de ellos pesos para que les crecieran y luciesen bien seductores y colgantes de mayores. El resultado de este aumento artificial del tamaño de las partes externas del sexo era acentuar extraordinariamente la sexualidad femenina y procurarle mayor goce en la relación. Por ello convertía lógicamente a la mujer en más exigente ante la capacidad sexual de su pareja.
También las niñas mantenían juegos sexuales entre sí, además de que era el fundamento de las orgías sagradas colectivas de los ritos sagrados de Fertilidad de carácter sexual (exclusivamente femeninos en la Prehistoria y en culturas maternales. Orgía cuyo significado correcto es "sexo entre mujeres", no define la relación colectiva heterosexual, que es definida de forma más precisa como "bacanal").
Gracias a esta sexualidad entre las niñas se les permitía vincularse estrechamente, origen del papel privilegiado que tenía la mujer en la Prehistoria y en las culturas maternales primitivas. Porque es justo la relación homosexual femenina lo que permite formar comunidades en donde ellas dominan, y explica el poder que llegan a tener sobre los varones.
Las nuevas tendencias progresistas del siglo XX promueven el desarrollo de la sexualidad infantil, sobre todo de las niñas, porque así conforme vayan creciendo, se convertirán, como los chicos, en seres impúdicas y liberadas; tendrán la autoestima alta y no tendrán sentimientos de culpa o de turbación en sus relaciones sociales y con el otro sexo; conocerán su cuerpo y lograrán disfrutar al máximo en sus relaciones sexuales, bien homosexuales o heterosexuales; no tendrán que esperar a ser iniciadas en la edad adulta por partenaires expertos que las hagan "mujeres", sino que serán ellas las que enseñarán a sus parejas lo que más les gusta y desean; evitarán las dificultades para llegar al orgasmo propias de las mujeres de generaciones pasadas; lograrán ser independientes, vivirán mejor, dejarán de jugar el papel convencional, con sexualidad desadaptada y con función subordinada al varón propia de siglos pasados...
Porque mientras las mujeres tengan libido disminuida (que es dependiente del entrenamiento y de la permisividad sexual desde la infancia), las relaciones entre los sexos seguirán sin alterarse: las mujeres condenadas a una vida sexual desgraciada y subordinada a su pareja: meros "objetos para el placer masculino". Y frente a un compañero con mayores necesidades sexuales, o estarán condenadas a prestarles servicios sexuales, sufriendo con resignación el "débito conyugal". O se negarán a ser montadas cuando éste quiera, por lo que se arriesgarán a que los frustrados las engañen con otras que satisfagan su mayor apetencia.
Y señalaríamos un posible camino a seguir, ya reivindicado por defensores de la liberación feminista, y por sexólogos, incluso por Ministras, como: Betty Dodson, Nancy Friday, Lonnie Barbach, Jocelyn Elders... que defienden que tanto las madres, las pediatras o las profesoras enseñen desde la guardería a las niñas el arte de la masturbación. También que se organicen talleres de "aprendizaje de masturbaciones" de grupos de: niñas, adolescentes (y de adultas)... con una instructora.
Y también la estrategia "feminista" es la de alentar el contacto lésbico entre mujeres, y por tanto estimular su bisexualidad. Gracias a ello, las mujeres permanecerán fuertemente unidas por las ventajas que les reportará el poder presentar un frente unido en caso de necesitarlo. Y gracias a la fuerza conjunta femenina, evitarán dejarse avasallar por los varones.
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Publicado en mujerpalabra.net en enero del 2011