Pensamiento - Crítica: Política de partidos y sindicatos

Este año, 2022, las izquierdas y el feminismo han sufrido grandes derrotas en varios territorios, especialmente Europa y EEUU. ¿Cómo se ha llegado a esta situación? Hay teorías para todos los gustos, hechas a menudo desde una perspectiva personal y al margen de la realidad. Pocas tienen en cuenta lo que dice la ciudadanía, tanto quienes dejan de votar a la izquierda, quienes votan a la ultraderecha o lo que dicen las mujeres que confiaron y se decepcionaron con el feminismo oficial.

Las personas ex-votantes de izquierda son bastante claras: rechazan sobre todo una izquierda que les ha decepcionado, que no ha cumplido sus promesas, que se sienten engañadas porque a la hora de la verdad los gobiernos llamados progresistas y feministas no han hecho apenas nada por la clase trabajadora o para erradicar los problemas específicos de las mujeres. Estas personas optan por la abstención, o por votar a la ultraderecha, que tienen la idea de que sí cumple.

Algunos autores dicen que el rechazo popular viene de que la izquierda y el feminismo han adoptado cuestiones identitarias. Esta explicación tiene dos problemas: nunca explican qué es eso del identitarismo, y si escuchas a quienes votan a la ultraderecha lo hacen precisamente por cuestiones identitarias: "Está en peligro la identidad francesa", "Hay barrios donde ya no se oye hablar español", eso es lo que dicen muchos como principal motivo para apoyar partidos ultraderechistas como el de Le Pen o Abascal. No parece pues un buen diagnóstico el de esos autores o autoras, que por cierto se llaman de izquierdas o feministas, pero les publican los medios de la ultra/derecha o ultracatólicos. Ni se preguntan si están siendo funcionales a la ultra/derecha. Ganan plata y fama y eso ya les vale. Tenemos pues la percepción nada engañosa de que la izquierda cuando gobierna falla a la clase trabajadora y a las mujeres, y que la ultra/derecha, a nuestro pesar, cumple cuando gobierna (ver Polonia o Hungría). Un gobierno progresista tarda años en cumplir sus promesas, si es que las cumple. (Una sociedad y un gobierno democrático son más complejos de implementar que una dictadura). Un gobierno de ultraderecha en las primeras semanas está cumpliendo sus medidas más impactantes. Medidas por cierto que no suelen costar dinero público, y por tanto son más fáciles de llevar a cabo, como prohibir derechos humanos.

Tenemos también que el feminismo y la izquierda que critican a los gobiernos progresistas fallan en el diagnóstico, se equivocan de enemigo principal, dedican la mayor parte de su energía en criticar a los "progres" o el feminismo, y empiezan a hablar, o a pensar, o hasta a colaborar con la ultraderecha. Y esto la engorda, y en nada ayuda ni a las mujeres ni a la clase trabajadora ni a migrantes, que son las principales víctimas de los gobiernos ultras, de esencia ultraliberal, antifeminista, homófoba y racista.

Estos no son meros adjetivos sino hechos que pueden comprobarse donde gobiernan, y es algo que habría que explicar muy bien con ejemplos prácticos y concretos.

Exponer que cuando estos gobiernos ultras van a por las feministas, no os engañéis, van a por todas (en eso que llaman "ideología de género" nos incluyen a todas), y cuando van en contra de los derechos de las mujeres, es en contra de los de derechos de todas las mujeres, no solo los de las lesbianas. Por ejemplo, en Polonia hay ya un registro nacional de todas las mujeres embarazadas. Está penado con fuertes multas o cárcel abortar incluso en el extranjero. Transcurridos nueve meses las autoridades pueden comprobar si un embarazo se ha llevado a término o no, y actuar penalmente en consecuencia. Polonia se acerca cada vez más a ser Gilead del cuento de la criada, mandato a mandato. Ya ha muerto varias mujeres polacas porque los médicos se han negado operar en caso de riesgo para el feto. Estos son los hechos concretos que hay detrás de todos esos discursos contra "la ideología de género" y "provida".

Otra cuestión a tener en cuenta es que los partidos neofascistas están organizados internacionalmente, y tienen sinergias, una estrategia conjunta y se apoyan mutuamente (ver Vox en México o Chile). Su objetivo es llegar al gobierno en todos los gobiernos europeos y de América Latina, y tomar todos los poderes del Estado. Empezar en su primer mandato a cumplir algunas de sus promesas, las que menos rechazo generen, y comenzar a cambiar el sistema educativo, institucional y electoral para garantizarse nuevos mandatos en los que su dictadura vaya haciéndose más dura; cerrando medios críticos y persiguiendo a disidentes; eliminando más derechos de las mujeres, buscando un ascenso de la natalidad, la vuelta a la familia tradicional y a la que llaman "verdadera esencia de la mujer"; fomentando el ultranacionalismo y religiones como el cristianismo, sea católico, ortodoxo o evangélico, en todo lo que tiene de misógino y homófobo.

Más que apelar al miedo que genera impotencia convendría comprender desde ya que sin una teoría y lenguaje claros, sin una práctica coherente, sin organización, sin una estrategia a medio y largo plazo, sin relaciones con organizaciones de otros territorios... vas a perder frente a quienes sí las tienen.

Nada está escrito en piedra. Estamos a tiempo. Depende de todas las otras, de lo que hagamos y de lo que no hagamos.