Pensamiento - Sobre sexualidad, afectos y cultura
No fue sexo, fue violencia
Leticia Josune
Soy mujer. Y un entrañable calor me abriga cuando el mundo me golpea. Es el calor de las otras mujeres, de aquellas que hicieron de la vida este rincón sensible, luchador, de piel suave y tierno corazón guerrero
Alejandra Pizarnik
Era mi novio y nos fuimos juntos de vacaciones. La última noche, después de una fiesta, volvimos al hotel. Yo dormía boca abajo. Él se puso encima de mí. Me despertó el dolor, agudo, puramente físico, literalmente estaba rasgádome el ano. Cuanto más le pedía que parase, más intensas sus respiraciones y sus embestidas. Cuanto más gritaba incapaz de aguantar el dolor, más se excitaba. Por mis nalgas se deslizaba, viscosa, una mezcla de su semen y mi sangre. Por mis mejillas, lágrimas. Él se corrió y yo lloré. De alivio, de vergüenza, de miedo... y el dolor físico dejó paso al dolor emocional. Volvimos a Madrid. Nada había en su actitud que me dijera que se acordaba siquiera de lo que pasó. La vergüenza y la culpabilidad me atenazaron y callé. Callé para siempre.
Nunca antes lo había hablado con nadie. Hasta hace poco, no asumí que aquello fue una violación. En mí operaba la perversa lógica de la posesión. Yo misma le justificaba. Y es aquí donde agradezco que el feminismo se cruzara en mi camino... Es gracias a ese calor que describe Pizarnik, que cerré la herida. Ahora sé, y siento, que las mujeres no somos objetos, sino sujetos.
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Publicado en mujerpalabra.net en octubre del 2015