Pensamiento - Maternidad
Día de la Madre: Mi madre fue víctima de violencia de género
María Luisa Latorre
Mi madre me enseñó a ser feminista.
Mi madre fue un ejemplo feminista para mí, pero no por lo que hizo, sino por lo que fue: una mujer en un sistema social patriarcal. Una mujer castigada por el patriarcado precisamente por seguir las expectativas de éste, según la conclusión a la que llegué hace tiempo. Es mucho mejor para las mujeres no vivir como el sistema patriarcal espera que hagamos. Eso es lo que decidí y así es como he intentado vivir mi vida, con la suya como ejemplo a no seguir.
Mi madre vivió su vida de acuerdo a los estrictos mandatos de género, tal y como se esperaba de ella. Era la hija de un importante hombre de negocios, en una pequeña ciudad del sur de España. Su padre no quiso darle estudios superiores al considerar que no los necesitaría debido a su futuro estatus de mujer mantenida por marido rico. Disfrutó de una vida de privilegio, el cual mermó considerablemente al morir su padre, siendo ella joven. Presiones sociales la empujaron a un matrimonio no especialmente deseado; se casó porque en la España de los años 60 y siendo mujer, era lo que tocaba. Lxs hijxs no fueron especialmente deseados tampoco, pero sí esperados; fuimos más bien el producto de una época que tenía unos estrictos roles de género, de sexualidad reprimida y represora, que sólo se podía canalizar a través del matrimonio, donde la mujer no era dueña de su cuerpo.
A la vida de casada siguió en poco tiempo una separación y abandono por parte de mi padre, de su mujer e hijxs, lo que supuso para mi madre marginalización automática, en contraste con su propia madre, la cual era viuda. Viudedad, en el sistema patriarcal tiene más privilegio; viudedad no implica repudio, rechazo por parte del hombre como sí implica la separación. El sistema patriarcal significa también que, al contrario que mi madre, mi padre pudo rehacer su vida sentimental pronto y que tampoco sufrió consecuencias laborales, ni punitivas de ningún tipo. A pesar de la marginalización, mi madre me explicó que fue liberador para ella que nuestro padre nos dejara, ya que él fue un maltratador psicológico, económico y sexual. Y lo hizo con impunidad, gracias al patriarcado. Mientras mi madre sufrió estigma toda su vida de mujer separada y pobre (y nosotrxs, que vivíamos con ella, compartíamos ese estigma) y sufrió una vida sentimental nula y mala salud (fue enferma crónica los últimos 20 años de su vida), mi padre ha disfrutado y sigue disfrutando de una vida tranquila, una novia, una pensión. Todo gracias al sistema patriarcal que fomenta la desigualdad entre hombres y mujeres.
Lo digo aquí claramente: El tipo de violencia que mi padre ejerció contra mi madre se llama violencia de género. Mi madre fue una mujer dócil, que hizo un "matrimonio de libro" como se esperaba de ella. Que se casó con su novio formal, que llegó virgen al matrimonio tal y como el sistema patriarcal exigía. Y lo que recibió a cambio fue estigma social, pobreza, miseria y muerte prematura. Todo esto, por ser mujer.
Toda mi vida escuché a mi familia materna referirse a la "mala suerte" de mi madre. No ha sido hasta hace poco, y gracias al feminismo, que me di cuenta de que mi madre no tuvo mala suerte. Las mujeres vivimos en un sistema, el sistema patriarcal, que está diseñado para ir en contra de nosotras. A algunas nos va mejor, a otras peor, pero la mayoría, pagamos. Pagamos con violaciones que no son castigadas. Pagamos con salarios menores por hacer el mismo trabajo, pagamos con leyes machistas que no nos dejan disponer de nuestro cuerpo, pagamos con violencia de género, y un largo etcétera. Ninguna de estas cosas tiene nada que ver con la mala suerte.
Como dije al principio, vivo procurando que no me pasen las mismas cosas que a mi madre. Al ser tan consciente toda mi vida del estigma, la pobreza, la marginalización y de que estas cosas le pasaron a mi madre única y exclusivamente por ser mujer, he buscado igualdad en mis relaciones, poder económico que sólo una educación me podía proveer, mi independencia. El ser feminista hace que quiera extender todos estos beneficios a todas las mujeres.
Mientras la vida de mi madre ha sido un ejemplo doloroso de cómo no quería vivir la mía, el feminismo me ha enseñado cómo podía ir construyendo la mía.
Gráfico elaborado en mujerpalabra.net para el artículo de María Luisa Latorre, mayo 2014
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