Pensamiento - Sobre sexualidad, afectos y cultura
La verdad desnuda: Dejo que mi peso limite mi placer,
de Rebecca Jane Weinstein
Elo B. Marco, traducción
Ningún hombre te querrá nunca, declaró mi abuela en lo que ella consideraba su infinita sabiduría. Yo tenía nueve o diez años; era ya lo suficientemente mayor para saber exactamente de lo que estaba hablando, y lo suficientemente joven como para creerla. Treinta y cinco años después, sometiéndome al tipo de terapia que normalmente reciben los veteranos de guerra, entendí que ella no estaba del todo en lo cierto. Como todas las personas que hayan estado en terapia saben, sea cierto o no, la cosa no va sobre el amor de un hombre hacia mí sino sobre mi amor por mí misma. Qué útil. En realidad, de lo que me he dado cuenta es también diferente de la terapia, pues mi abuela tampoco estaba equivocada del todo.
Habiendo crecido con sobrepeso, habiendo sido forzada a realizar dietas temprano y a escuchar pronósticos de mis propias amigas solteras, me llevó años —años— pronunciar la palabra gorda. Así que podéis imaginar el gran cambio de perspectiva que fue necesario para hablar de sexo gordo.
Se dice que cerca del 70% de las personas que viven en Estados Unidos tiene sobrepeso o padece obesidad, y sabemos que un gran número de estas personas gordas sufren vergüenza y humillaciones por su talla. De acuerdo con una encuesta, el 25% de las mujeres estadounidenses piensan en comida cada media hora . Pero, ¿sabéis en qué piensan casi con la misma frecuencia que en la comida (y, yo añadiría, en la gordura)? En el sexo. Investigaciones recientes muestran que los hombres piensan en sexo unas 10 veces al día , y sabemos que las mujeres piensan en el sexo como los hombres. Si hay dos cosas que la humanidad tiene en su mente son el sexo y la gordura.
Eso no quiere decir que estas dos cosas tengan una relación sencilla. Hay una hostilidad, tanto patente como sutil, hacia la idea de la sexualidad de las personas gordas en nuestra cultura, pero es porque hay una hostilidad, tanto patente como sutil, hacia la gordura en casi cada campo de la vida. Hay una guerra contra ello , después de todo. Se da a entender que si perdemos esa guerra, los terroristas ganan. No está claro quiénes son los terroristas en este caso, parece haber muchas células: El Happy Meal, el jarabe de maíz alto en fructosa, las comidas de los colegios, el exceso de trabajo, la falta de trabajo, el descanso, la televisión, Internet, los videojuegos, los desórdenes alimentarios, la pobreza, la dispersión urbana. Y por supuesto, las y los cerdos gordos y vagos que no dejarán las alitas de pollo ni moverán sus culos gigantes quienesquiera que sean.
Y como la gordura parece tan amenazante y asquerosa, otra idea que flota en el éter es que ninguna persona gorda se sentiría bien —o debería sentirse bien— con la idea de exponer su cuerpo ante otra persona para practicar sexo.
¿Os habéis dado cuenta de que en televisión o en las películas cada vez que una persona gorda empieza una relación sexual, el argumento principal va sobre el conflicto emocional de si su pareja la encuentra atractiva o no y sobre la angustia que le produce quitarse la ropa? Recuerdo vívidamente la escena en The Practice entre el personaje de Camryn Manheim y su aspirante a amante alto, delgado y guapo, donde ella expresaba su temor hacia tener sexo con él por su cuerpo, y la exclamación de él, ¿crees que no te encuentro atractiva? Ella rompía a llorar —o quizá no, pero en mi argumento las lágrimas venían a continuación— y él la hacía flotar de amor (en sentido figurado pues ella pesaba mucho). Pero en una serie donde, por lo demás, ella interpretaba a una abogada fuerte, independiente y con una confianza en sí misma para dar y tomar, cuando se trataba de desnudarse y ser acariciada, de repente se sentía vacilante, insegura sobre si el hombre con el que había estado saliendo la encontraba sexualmente atractiva. Es ridículo. Probablemente también es enormemente certero. Tristemente, creo yo.
Más o menos a los quince años, en un tiempo de la historia entre las fajas y los Spanx (unas fajas moldeadoras), yo llevaba puesto un bañador debajo del vestido. La primera vez que me lié con un chico en serio (en un banco del parque, muy pasado el toque de queda —él sabe quién es—), me preguntó si iba a ir a nadar. Una pregunta perfectamente razonable, en realidad, pero lo que yo escuché fue estás gorda. A otra chica y a mí nos gustaba ese chico, y él me había elegido a mí, pero no se me ocurrió que, gorda o no, si él me había elegido, yo era la chica que él quería.
Pero, en realidad, ¿cómo podía yo saberlo?
Teniendo en cuenta que las personas estadounidenses aparentemente creen que las personas gordas son repelentes, parecería sorprendente que se lo estuvieran, bueno, montándoselo con ellas. Y no sólo son personas inocentes que se casan con alguien que se abandona después de la boda por lo que se ven condenadas a una vida de sexo con una persona gorda. De hecho, en secreto, o quizás no tan en secreto, mucha gente desea tener sexo con personas no tan esbeltas. La evidencia más fuerte de esto es la industria del sexo. Nadie sabe cuántas webs con contenido sexual hay (las estimaciones dicen que entre el 1 y el 85% de la totalidad de Internet contiene material de sexo explícito ), y nadie sabe cuántas webs hay con contenido sexual que muestran mujeres BBWs (Big Beautiful Women, Mujeres Grandes y Bellas) y SSBBWs (Super Sized Big Beautiful Women, Mujeres con Súper Tallas, Grandes y Bellas), pero basándome en los cientos de resultados que encontré en varias búsquedas en diferentes buscadores, una estimación segura es que son un montón.
Asumo (aunque no tengo ninguna evidencia para ello) que el sexo que la gente ha tenido con personas gordas ha dado pábulo a la leyenda urbana de que las gordas son mejores en la cama. De todos los estereotipos sobre la gente gorda , éste es uno de los más halagadores, así que me inclino a creerlo. Es una de las cosas que me digo a mí misma en el proceso de deslavarme el cerebro después del número que me montó mi abuela. Todavía lucho contra ello cada día. Pero la raza humana es fuerte y el sexo es una poderosa motivación.
Así que, ¿cómo me va? Digamos que nunca dejo que mi talla se interponga en el camino de lo que quiero conseguir. Ahora estoy saliendo con alguien. Él es inteligente, guapo, sexy y me dice que soy atractiva. No sé si piensa que las gordas son mejores en la cama , pero no parece tener ninguna queja sobre mí.
Información sobre uso de este material: de la traducción, dominio público; del artículo original, The Naked Truth , consultar con su autora; fotografía de la Venus de Willendorf por Dominique Navarro , la escritora Toni Morrison, las modelos fotografiadas son Tara Lynn y Velvet d'Amour y la última es anónima.
Publicado en mujerpalabra.net en abril 2012