Exposición de cartulinas sobre el Campamento de mujeres pacifistas de Greenham Common 1981-1993
En 1993 monté una exposición de cartulinas para explicar la lucha noviolenta de las mujeres de Greenham en charlas y talleres. Ahora las dono a Mujer Palabra para que puedan difundirse por Internet, ya que se llega a tanta gente de todos los lugares.
Comparto esto porque yo personalmente estoy cansada de la ideología patriarcal que lo afecta todo en el movimiento social también, en lo profundo que es en el fondo el desprecio a y la desconfianza hacia las mujeres feministas sobre todo; al publicarlo aquí, me libero de la responsabilidad de tener que interaccionar con la gente. Es bueno pasar el testigo a gente más joven, además, y espero que esto pueda servirles, como inspiración o como escalón escalado.
Lo más impresionante de la experiencia en la Puerta Azul de Greenham para mí no fue la lucha antinuclear o contra el militarismo y la guerra, que me importaba, por eso fui allí. De hecho, cuando se llevaron los misiles nucleares nos costaba mucho celebrarlo, pues sabíamos que iban a reciclarlos. Era un sentimiento parecido a cuando después de una lucha social que acaba bien, los del Poder te dicen que ya tenían planeado introducir esos cambios. Lo más valioso y asombroso para mí fue que viví en una microsociedad idealista de mujeres sin parangón con ningún otro entorno social que yo haya conocido, y sin duda alguna, que fue una experiencia que daba cuerpo al hecho de que cualquier persona tiene un poder que, sumado al de otras, puede mover montañas.
Aunque los recursos eran mínimos (al igual que nuestra relación con el dinero, vivíamos con lo muy mínimo), y los números de mujeres en el campamento habían descendido, y aunque no éramos perfectas, no sólo por llevar dentro (aunque autocriticado con profundidad y más controlado que la mayor parte de la gente activista que conozco, controlado con la naturalidad de las ideas asumidas vitalmente, y no ideológicamente sólo; sobre la tendencia del Hombre a los principios -esas cosas inflexibles- y la naturalidad de las activistas a guiarse por ideales hablaré en algún otro lugar), la cultura de la ideología patriarcal, sino por la diversidad de obstáculos y caracteres, nuestra libertad individual no se consideraba que hiciera peligrar "el proyecto", por lo que mostrábamos nuestra violencia aprendida (ganas de hacer daño a alguien en algún momento, por ejemplo, riéndonos de la incompetencia de la otra parte), nuestras frustraciones (por ejemplo, con que no hubiera tazas limpias en determinado momento) con una libertad que las mujeres no tienen para estar de mal genio en las comunidades patriarcales. En Greenham no tenías que pagar ninguno de los precios patriarcales para sentirte parte de una comunidad.
Vida y lucha estaban íntimamente unidas, eran un continúo, por lo que no había que ponerse con la cara de activista en las acciones: el humor y la creatividad incluida la espontaneidad eran valoradas e integradas en el todo, entre otras cosas, por algo excepcional: porque te sentías segura en aquella comunidad, sabías que pasara lo que pasara todas éramos capaces de comprender lo que es el bien común. Era muy distinto al activismo de los grupos mixtos, en esta coherencia no de texto, de ideario sino de entendimiento-sentimiento entre modos y objetivos. En los grupos mixtos los hombres suelen determinar el tono y el proceder en la lucha, y el constructo patriarcal de lo que es una mujer y un hombre determina mucho más de lo que se tiene el valor de reconocer. En la Puerta Azul, nadie te "orientaba" sin embargo podías pedir información y/o ayuda si la necesitabas. A diferencia de lo que tan a menudo ocurre en los sitios mixtos (que lleva tan mal a las feministas, es decir, la crítica al sistema patriarcal en realidad), había un profundo compromiso vital con las personas: en las acciones podíamos improvisar y crear porque sabíamos que nada iba a "estropearlas"; si te entraba el miedo, te acompañarían unas mujeres afuera de la base; si no querías participar en una acción, no estabas necesariamente "desautorizada" para expresar un análisis; si yéndote a pasear al bosque te atacaba alguien, sabíamos que a un grito vendrían corriendo las mujeres, aullando o haciendo grititos para ser miles, y resueltas a luchar aunque fueran una o dos, es decir, en lucha continua por controlar el miedo y actuar libre y solidariamente. En la Puerta Azul no vi yo la cuestión tan aparente del protagonismo. De hecho, llevo 10 años intentando plantearle a esas mujeres que hiciéramos esta web para recoger una historia que rara vez queda recogida en textos escritos difundidos, y hasta que yo no he arrancado resuelta, esto no ha empezado a tomar realidad transmisible. Había líderes éticas naturales, como yo misma, pero nadie "lideraba" porque nuestra manera de estar era particular: estando allí con una profunda comprensión y vivencia del Bien Común y de la libertad individual, de que para que marche una comunidad es preciso que aportemos lo que podamos, entendíamos esto, y también que no se iban a organizar puestos de labores o responsabilidad. De hecho, para mí ha sido la única relación social en la que he participado que es como mi mejor relación personal: estamos cada persona solas, pero nos podemos acompañar de maneras más preciosas en todos los sentidos, respetándonos y sacando lo mejor de nuestro interior en lugar de lo pero. En los grupos mixtos, se tiende a considerar que fulanito es experto en esto y eso implica en esos contextos la exclusión de o la competencia con otras personas a las que eso se les da bien también, o que pueden aprender a hacerlo bien también, o que pueden incluso encontrar otras maneras de hacerlo, y bien.
Recuerdo que cuando hicimos la gira por España en apoyo a la insumisión del MOC, hubo varios insumisos que sencillamente creían que mentíamos cuando describíamos cómo era eso de hacer acciones sin prepararlas como lo hacían ellos y sin contar con los medios de comunicación. En aquella ocasión, como muestra de cómo transformamos la rabia en acción creativa, dibujamos un montón de hombres y mujeres adorables de la gira, y perdidos entre esta masa amable, las figuras de estps insumisos, a quienes les tocó llevar la compresa sucia, para que quienes jugaran localizaran a Wally.
En fin, que después de Greenham, aunque he seguido como antes, apoyando diferentes luchas de activistas comprometidas y comprometidos, se me hace muy pesada la relación con hombres agresivos que se creen valiosos líderes (y siguen sin entender hasta qué punto el patriarcado opera en sus concepciones y relaciones), aunque también se me hace pesada con las mujeres que no se cansan de pedir que las digas que no son una mierda y que pueden hacer cosas (que siguen sin ver que la definición de Mujer del patriarcado es de lo más interesada para el Sistema).
Dicho de otro modo, se me hace muy pesado tratar con personas que se sienten amenazadas por cosas que no amenazan, si se parte de una mentalidad idealista o solidaria. Una mentalidad-vitalidad fundamental para transformar el Sistema, que no es sólo capitalista en su modo de operar los mercados, pues éste es sólo su hijo, sino Patriarcal, el de la autoridad del Hombre que Prevalece con el ejercicio de las Violencias.
Hay hombres que no son así, pero no abundan todavía, todavía hay demasiado no entender el feminismo o a las pensadoras, activistas, creadoras críticas radicales. Falta valor para autoanalizarse y liberarse, falta amor hacia la gente. Es comprensible, pero es pesado de soportar. Tampoco creo que las mujeres por ser capaces de engendrar sean mejores para construir la paz. Pero sí creo que dadas sus experiencias y su tener que sobrevivir en ellas (dado el ninguneo de siglos a su inteligencia, dado el hecho irrefutable que durante siglos ha tenido que sobrevivir a infinitas violencias del Hombre hacia ellas, desde negar su derecho a ser nombradas a la violación y el feminicidio), las mujeres que se han embarcado en la valiente aventura de abrirse al feminismo suelen estar en condiciones especialmente buenas para hacer un aporte valioso a las comunidades, las escuchen o no. Un aporte crítico valioso para los activistas, también, pues puede ayudarles a mejorar su comprensión y prácticas.
Ahora tenemos Internet y podemos dejar rastros.
michelle, 2012