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Resumen: Cuestión de sexos, de Cordelia Fine
michelle renyé
Cuestión de sexos. Cómo nuestra mente, la sociedad y el neurosexismo crean la diferencia, de Cordelia Fine (2010). Traducción de Juan Castilla Plaza. Rocaeditorial, 2011. Portada, índice, intro e inicio parte 1 (38 págs., escaneadas por Librería Soriano)
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He montado este resumen sobre el libro con fragmentos de la explicación que ofrece la propia autora en su introducción (incluye Acción Directa Noviolenta Lenguaje, en gris claro):
(Página 20) Los descubrimiento neurocientíficos que leemos en las revistas, periódicos y libros nos hablan de dos cerebros —esencialmente diferentes— que crean diferencias psicológicas inmutables y eternas entre ambos sexos. Es una historia convincente que ofrece una explicación ordenada y satisfactoria, además de una justificación del statu quo de género. (Nota 26: Los psicólogos sociales han encontrado evidencias que indican que tenemos un sistema de justificación de motivos, "mediante el cual las personas justificamos y racionalizamos la manera de ser de las cosas de tal forma que las distribuciones sociales existentes se perciben como justas y legítimas, incluso naturales e inevitables".)
(Página 22) ¿Ha sido la inferioridad innata la razón para que haya tan pocas mujeres eminentes, o es que la civilización jamás les ha concedido la oportunidad para que desarrollen sus habilidades y posibilidades innatas? (...) No es nuevo eso de recurrir al cerebro para explicar y justificar el estado actual del género.
(Página 24) En la parte central de la primera parte del libro, "Un mundo medio cambiado, una mente medio cambiada", se encuentra la idea de que la psique no "es una entidad discreta guardada en el cerebro, sino una estructura de procesos psicológicos configurados por la cultura que los rodea, y por tanto, sumamente adaptados a ella". (...) "[N]o hay una línea brillante que separe el ser de la cultura", y la cultura en la cual nos desarrollamos y nos desenvolvemos "influye considerablemente" en nuestra mente. (...) Cuando el medio resalta el género se produce una onda expansiva en la mente. Empezamos a vernos en relación a nuestro género, y los estereotipos y las expectativas sociales se hacen más prominentes en la mente. Eso puede cambiar la percepción de uno o una misma, alterar los intereses, debilitar o reforzar una habilidad y formentar una indiscriminación involuntaria. En otras palabras, el contexto social influye en quién eres, cómo piensas y qué haces. Y estos pensamientos, conductas y actitudes, a su vez, forman parte del contexto social. Es algo interiorizado, desordenado, y existe una forma diferente de pensar en el género.
(Páginas 24-25) Además, existe la discriminación menos sutil que se ejerce de forma consciente contra las mujeres, esa amplia variedad de formas de exclusión, el acoso y las diversas injusticias en el trabajo y en el hogar. Todo eso procede de los no tan viejos pero sí poderosos conceptos acerca del papel apropiado de los hombres y las mujeres, y su lugar en el mundo. En el apartado final de la primera parte del libro, nos preguntamos si hemos entrado en el siglo XXI estando en un punto muerto. [Citando a Alice Silverger:] Cuando era estudiante, las mujeres de la generación anterior me contaban historias horribles de discriminación y me decían: "Pero eso ya ha cambiado. Eso no te sucederá a ti". (...) ¿Estamos haciendo un bien a la siguiente generación diciéndole que todo es justo y equitativo cuando no lo es?
(Páginas 25-26) En la segunda parte del libro, "Neurosexismo", observamos detenidamente todas esas afirmaciones que se han dicho acerca del cerebro masculino y el femenino. ¿A qué se refieren cuando dicen que hay diferencias inherentes de género o que los dos sexos están hechos para ocupar cada uno diferentes papeles y profesiones? Como señala la neurocientífica cognitiva Giordana Grossi, esas frases tan usadas, "junto con las continuas referencias a las hormonas sexuales, evocan imágenes de estabilidad e invariabilidad: los hombres y las mujeres se comportan de forma diferente porque sus cerebros están estructurados de forma diferente". Es posible que las y los lectores acostumbrados a leer libros y artículos científicos sobre género tengan la impresión de que la ciencia ha demostrado que la trayectoria del cerebro masculino o femenino se establecen el útero, y que el cerebro, al estructurarse de distinta forma, crea mentes completamente diferentes. Es decir, que hay diferencias sexuales en el cerebro. Igualmente, también existen amplias (aunque disminuyen progresivamente) diferencias de sexo en lo que respecta a quién hace qué y quién consigue qué; algo que tendría sentido si esos hechos estuviesen conectados de alguna forma, aunque puede que lo estén. Sin embargo, cuando seguimos el sendero de la ciencia contemporánea, descubrimos que hay muchas lagunas, presunciones, inconsistencias, errores de metodología y profesiones de fe, además de alguna que otra reminiscencia del insalubre pasado. Como ha señalado (...) Anne Fausto-Sterling, "a pesar de los recientes descubrimientos en investigación cerebral, ese órgano continúa siendo un perfecto desconocido, además de un perfecto medio en el que proyectar, incluso inconscientemente, asunciones acerca del género". La enorme complejidad del cerebro nos lleva a falsas interpretaciones y a conclusiones precipitadas. Después de repasar las cuestiones y los datos, nos preguntaremos si las modernas explicaciones neurocientíficas de desigualdad de género están predestinadas a formar parte de ese material inservible, como las medidas del volumen del cráneo, el peso del cerebro y la fragilidad de las neuronas.
Además, es importante que los científicos tengan en cuenta esa posibilidad porque de las semillas de la especulación científica surgen las monstruosas historias de ficción narradas por los escritores populares. (...) [U]na y otra vez se hacen afirmaciones por los denominados expertos o expertas hacen afirmaciones que son solamente "antiguos estereotipos revestidos con una capa de credibilidad científica". Sin embargo, a ese "popular neurosexismo" no le cuesta trabajo encontrar un lugar en los libros y artículos aparentemente científicos dirigidos al público en general, incluidos padres, madres, profesoras y profesores. De hecho, el sexismo disfrazado con atuendos neurocientíficos está cambiando la forma de enseñar a los niños y las niñas.
El neurosexismo refleja y refuerza las creencias culturales sobre el género, y lo hace de forma especiamente contundente. Algunos "hechos del cerebro" bastante discutibles se convierten en parte de la tradición cultural y , como describo en "Recliclar el género", la tercera parte de este libro, al verse renovados y revitalizados por el neurosexismo, el ciclo del género arrastra con él a la siguiente generación. Las niñas y los niños, ansiosos por aprender y encontrar su lugar en la línea divisoria social más relevante de la sociedad, nacen en un mundo medio cambiado, con madres y padres con la mentalidad medio cambiada.
(Página 27) Vale la pena recordar lo mucho que cambia la sociedad en un periodo relativamente corto de tiempo. Hay precedentes de ello. ¿Puede existir una sociedad en que los hombres y las mujeres ocupen un lugar equitativo? Aunque parezca irónico, quizá el implacable e insalvable obstáculo no sea la biología, sino la adaptación cultural de nuestra mente.
Información sobre uso de este material: del texto de michelle renyé, copyleft
Publicado en mujerpalabra.net en enero 2012