Pensamiento - Sobre sociedad, economía, filosofía y política
Del matriarcado al patriarcado (2000)
Francisca Martín-Cano Abreu
En la Prehistoria durante miles de años, según leemos en la Enciclopedia Espasa, Tomo 33, refiere Hayes (1988, 1000): "los núcleos de población se agruparon ante todo alrededor de las madres, pues las mujeres por su condición más sedentaria cultivaban con sus hijos los campos constituyendo, por tanto el protoplasma de la vida social".
Y Pirenne, Jacques (1982, 44): Historia del Antiguo Egipto. Volumen I. Ediciones Océano-Éxito, S. A., Barcelona: "En el grupo humano es sobre todo la madre la que aparece esencialmente como fuente de toda vida, de un modo particular en esa época en que la unión conyugal no existía de modo estable".
[Su expresión "como fuente de toda vida" referida a la madre, expresa la creencia arcaica de que la mujer sola creaba al nuevo ser, se creía que la reproducción era asexuada, no intervenía el varón, se realizaba por partenogénesis / virginal / hermafrodita / agámica / afrodita (afrodita = sin cooperación del sexo masculino, Encicl. Espasa, Tomo 3 (1988, 231)).]
Entre la madre y los hijos existirían lazos muy fuertes mientras no existía vinculación varón-mujer, ni vínculos entre el padre e hijos. La razón principal estaría basada en el hecho de que el varón desconocía ser padre de sus hijos, según seguimos leyendo en Enciclopedia Espasa, Tomo 33 (1988, 1001): "el sociólogo escocés (Mac Lennan) parte del supuesto de que la incertidumbre de la paternidad fue lo único que determinó la fase matriarcal". (Son múltiples los testimonios existentes que corroboran la afirmación del desconocimiento de la paternidad en época antigua, por lo que se creía que la mujer era madre virgen.)
La familia matricéntrica compuesta por la madre y los hijos formaba una unidad económica autosuficiente: la madre proporcionaba los alimentos vegetales y los hijos los de la caza o pesca, por lo que era muy grande la influencia femenina en la sociedad. Ella desempeñaba el principal papel en el terreno económico, regía la estructura social y ejercía el poder.
Al principio todas las sociedades habrían pasado por una primera etapa de matrilinealidad. Al respecto afirma Morgan, Lewis H. (1987, 127): La sociedad primitiva. Editorial Endymión, Madrid: "Allá donde la descendencia se sigue por la línea femenina como lo era universalmente en el período arcaico... y cuando la descendencia sigue la línea masculina —a la cual pasó después de la aparición de la propiedad— (...)".
Y continuó perviviendo instituciones matriarcales a principios del nacimiento de los Estados, entre ellos la herencia al trono por vía matrilineal, lo que pone de relieve la presencia del matriarcado arcaico.
Confirma Hawkes y Woolley (1977, 225): Prehistoria y los comienzos de la civilización. Historia de la Humanidad. Desarrollo Cultural y Científico. Tomo 1. Editorial Planeta, S. A., Barcelona: "Ahora bien, se ha dicho ya que sobrevivían huellas de descendencia matrilineal y hasta de matriarcado en las civilizaciones egipcia y cretense" (...) "De hecho, se siente la tentación de convencerse de que las primeras sociedades neolíticas, en cuanto abarcaron de tiempo y de espacio, otorgaron a la mujer la más alta condición que jamás haya conocido".
Y declara el historiador Briffault: "existen pruebas que sustentan la opinión de que las antiguas sociedades estatales poseían instituciones matrilineales inmediatamente antes e inmediatamente después de alcanzar la categoría de Estado".
Así que en la Prehistoria y en algunas regiones todavía a principios de los tiempos históricos, estuvo vigente una sociedad matriarcal pacífica (virginal) en la que lo femenino jugaba el principal papel en el mundo social: las mujeres ejercían su autoridad sobre sus descendientes matrilineales reunidos en tribus independientes: ejercía el poder político, económico y religioso. Según Laviosa (1959, 67): Origen y destino de la cultura occidental. Ediciones Guadarrama, S. L., Madrid: "En las más antiguas culturas agrícolas, mandan sin ninguna traba las mujeres: la gran madre incluso tiene a sus servicio una corte de doncellas, hijas, nietas, parientes, etc.".
Vivían en plácidas comunidades sin guerras porque la autoridad era ejercida legítimamente por descendientes matrilineales de la Madre Ancestral / Diosa que había dado origen al pueblo. Y así se aceptaba la legitimidad de una Reina para ejercer el poder, sentarse en el trono (descendientes virginales de la Diosa Trono), impartir Justicia (con sus atributos la corona y el cetro), cuando había recibido el derecho por vía matrilineal y virginal (asociadas a las constelaciones Virgo, Libra y Corona).
Todavía a principios de los tiempos históricos existe evidencia de que las tribus (matrilineales) independientes, estaban bajo el gobierno de una Soberana legítima (matrilineal) y se asociaban con otras para tratar cuestiones públicas, políticas y religiosas en Confederaciones democráticas de ciudades-estado (dodecápolis). Lo corrobora diferentes testimonios como los numismáticos y toponímicos (si queréis otro día aporto cientos de datos desde la Prehistoria).
Se reunían en Asambleas presididas por una Reina Sacerdotisa Suprema que presidía el Consejo y en el que participaban y votaban delegados de las ciudades-estado. Se reunían en un Santuario para celebrar fiestas en las que solicitar a la Diosa que ejerciese su función de Protección sobre los campos para que produjeran ricas cosechas y los asegurase contra las inclemencias del tiempo, así como para impartir justicia y celebrar ferias comerciales.
Sin embargo a pesar de que desde el inicio de la cultura humana la mujer había ejercido el poder político, religioso y económico, en un momento dado se la desplazó del ejercicio del poder y de la actividad productiva, se la relegó a segundo plano y empezó a desempeñar un papel subordinado, se produjo la evolución de la familia matriarcal e implementación de la patriarcal y a la vez que la sociedad modificó sus actitudes pacíficas y emergieron conductas violentas y guerreras.
Varios son los factores que explican la pérdida del poder femenino y la sustitución de la familia matriarcal por la patriarcal. Factores interactuando entre sí y en retroalimentación sistemática entre todas las variables que produjeron el paso del matriarcado al patriarcado.
Para ilustrar uno de estos factores contaré una anécdota de infancia que me contó un investigador en cultura celta, llamado Fernando Arroyo. Él narra (mitologias@eListas.net):
"En cierta etapa de mi niñez, la pandilla del barrio en que vivía era liderada por una chica (con diferencia la más inteligente de todo el grupo). Durante esa etapa nos dedicamos a actividades lúdicas de tipo intelectual básicamente (relatábamos historias, realizábamos interpretaciones teatrales, etc.), y ello sin menoscabo de otros juegos o actividades de tipo deportivo.
Ocurrió que cuando ya crecimos un poco, uno de los chicos del grupo descubrió un fatídico día de discusión que desembocó en enfrentamiento, que era más fuerte (físicamente) que la señorita. Ese día el pequeño gran hombre pasó a liderar la pandilla y, desde entonces, las cosas no volvieron a ser como antes: Juegos bélicos, fútbol y más fútbol, peleas, rivalidades absurdas, gamberradas...
.... "Y esto no es un alegato feminista y pelotero que trate de menospreciar al hombre, pues hombre soy al fin y al cabo y comprendo perfectamente cuáles son mis defectos y virtudes, y consciente soy de lo desacertado de las generalizaciones, pero si mis comentarios sirven para subir un poco esa autoestima a la que alude Francisca para las mujeres, pues satisfechísimo quedo con ello."
MARTÍN-CANO, F. (2000): Del matriarcado al patriarcado. Omnia. Mensa España, septiembre, Nº 78, Barcelona.
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Publicado en mujerpalabra.net en octubre del 2010