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Pay It Forward / Cadena de favores
Traducciones Ilegales presenta...

La traducción de una entrevista con Catherine Ryan Hyde, la autora de la NOVELA Pay It Forward, obra en la que se basó la película Cadena de favores.

Está sacada de la siguiente página en inglés Pay It Forward, donde además se encuentran datos, imágenes, música de la película.

P.: ¿En qué se inspiró para escribir "Pay It Forward"?

CRH:
Hace unos veinte años, iba yo sola en mi coche, de madrugada, por una zona conflictiva de la ciudad de Los Ángeles. Mi coche, un viejo Datsun 1200, era lo más que me podía comprar por aquel entonces. Lo usaba mucho, por trabajo, dependía de él cada céntimo de lo que yo ganaba, y por eso no estaba en la mejor de las condiciones. Cuando frené al final de una cuesta, de pronto el motor se paró. Me quedé sin luces -sin faros, sin intermitentes- y entonces el compartimento para pasajeros empezó a llenarse de humo.

Salí del coche de un salto y vi que dos hombres corrían hacia mí; uno llevaba una manta que había sacado del maletero de su coche. Lo primero que pensé, en un ataque de pánico, fue "Estoy muerta". Me empujó para abrirse paso hasta el motor. Levantó el capó. El motor estaba en llamas. Había llamas por válvula que regula el paso de la gasolina. El absoluto extraño empezó a sofocar el fuego con la manta. El coche podía haber explotado en cualquier momento, y todos podíamos haber muerto. Los bomberos llegaron pronto. Les había avisado un motorista también considerado, pero ya no había fuego. Los dos hombres habían salvado mi coche, me habían salvado a mí, posiblemente la vida, en todo momento arriesgando la suya por una extraña. Cuando pasó la emergencia fui a darles las gracias pero ya no estaban.

A lo largo de los siguientes meses, pensé que si no podía hacer nada para devolver el favor, buscaría a alguien que necesitara ayuda tanto como yo aquella noche. Estaba convencida de que eso de preocuparse por los demás podría ser contagioso.

P.: ¿Qué pasó?

CRH:
Cuando me surgió la posibilidad de ayudar a alguien, al principio no parecía una situación dramática. Una mujer se había perdido por la carretera y yo me detuve. Era de noche. El coche no estaba en llamas. Sólo perdía un poco por el radiador. El problema no era serio; se trataba de coger la navaja multiusos de la guantera, cortar la parte agrietada de la manguera del radiador y volverla a ajustar. Hasta que no salimos en mi coche a por agua no me di cuenta de lo importante que había sido mi ayuda para ella.

Nunca me dijo lo que la había ocurrido, a qué tipo de violencia o ataque había sobrevivido. Y yo no la pregunté. Pero a medida que hablábamos quedó claro que ella consideraba que había pasado por una situación de vida o muerte. Que yo era la primera persona que pasó por ahí. Que me molesté en pararme a ver qué pasaba. Que yo no iba a hacerle nada malo. Que fue como si hubiera echado al aire una moneda: vida o muerte. Me repetía una y otra vez que cómo podría agradecérmelo, me ofrecía dinero. Yo me aferraba a la idea de que tenía la oportunidad de enviar al mundo a una persona que le debiera un favor a una extraña. "No me lo devuelvas", le dije, "Ayuda a otra persona que lo necesite". [En inglés hay un juego de palabras muy bonito: "Don't pay it back to me. Pay it forward to someone else." La peli se titula así, Pay It Forward.] Comprendió lo que estaba diciendo. Después de aquello, me pasé veinte años pensando cómo sería el mundo si una idea así arraigara.

P.: Mientras escribía el libro, ¿veías a sus lectores ayudando a la gente?

CRH:
Confieso que fantaseaba con la idea, la gente ayudándose como en el libro. Hay miles de formas en que eso puede llevarse a cabo. ¿Cuántas veces no nos topamos con un mendigo en la calle? "Vaya", pensamos, "Esa persona sí que tiene problemas". Pero la dejamos con su problema. Normalmente no pensamos en detenernos para echar un cable. Apuesto a que casi todo el mundo que lea este libro tendrá en el armario de su casa un jerséi calentito o un abrigo que no se pone, que no se echaría en falta. Y apuesto a que casi todas estas personas saben de una persona sin techo en su ciudad. Entonces, ¿por qué sigue ese jerséi o ese abrigo en su armario cuando podría ir a dárselo a esa persona? Se trata de una nueva forma de pensar, ver más allá de nuestros problemas, ver si la otra persona podría necesitar de nuestra ayuda.

P.: ¿Qué propone?

CRH:
Las posibilidades son infinitas. Hay que señalar que no hace falta que sea algo que haga temblar la tierra. Como comenta Trévor en el libro: "Ni siquiera tiene que ser algo grande. Sería grande sólo para quien recibe esa ayuda". Una pequeña bondad puede llegar muy lejos. Ejemplos de cosas que he hecho: sin ser vista, dejar todos los días el desayuno en el porche de una anciana que se había roto la muñeca; regalarle mi viejo coche a un amigo más joven cuando me compré el nuevo, junto con un préstamo para que lo pusiera a su nombre y le hiciera el seguro, sabiendo que me devolvería lo que pudiera y cuando pudiera hacerlo. Contraté a un equipo de jardineros para que se ocuparan del jardín de un amigo que había sido operado. Le di dinero a una pareja que necesitaba hacer obras en su casa para poder alquilar una parte y así conseguir cierta estabilidad económica. Y claro, ayudo a la gente que tiene problemas cuando va en coche.

P.: Tiene un amplio abanico de personajes en "Pay It Forward" y escribe desde varios puntos de vista diferentes. ¿Qué le aporta eso a la historia?

CRH:
Alguien que leyó "Pay It Forward" hace ya tiempo me preguntó que sobre quién creía yo que era la historia. Le dije que era la historia de la humanidad. Los diferentes puntos de vista de los personajes son el centro del mensaje del libro. Aunque es poco ortodoxo, si no nos metemos en la cabeza de los diferentes personajes, no podemos darnos cuenta de que en lo esencial todos son iguales. La fuerza motriz del concepto de "Pay It Forward" es que la idea se multiplica, exponencialmente, con más y más gente, influyendo en sus vidas, ya sea directa o indirectamente. Como se trata de una idea que puede afectar a todo el mundo en este planeta, tengo la esperanza de que quienes lean el libro se encuentren reflejados en él. Porque no es una historia sobre lo que le pasó a un par de personajes de ficción. Es sobre todas las personas.

P.: ¿Qué libros le han impactado o influido más?

CRH:
Los libros que me ayudaron a formarme de joven fueron "Flowers for Algernon", "Bless the Beasts and Children", "One Flew over the Cuckoo's Nest", "Tell me that you Love me", "Junie Moon" and "Of Mice and Men". Al final de mi adolescencia, fueron "Midnight Cowboy" y "Cat's Cradle". Lo bello de estos libros es que me enseñaron cosas sobre la condición humana, cosas que había observado pero para las que no tenía (aún) palabras. Me enseñaron a valorar las historias que contaban la verdad sobre quiénes somos como humanos, sin ubicarnos en la desesperanza más absoluta. Me gustan especialmente los retratos de personas marginadas, con los nervios destrozados, vagabundas, que aún brillan con la luz de su humanidad, con todo su valor y su gracia. El mensaje de los libros que he amado (y, espero, de mis novelas) es que todas las personas somos iguales en la esencia.  

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