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Pensamiento - Economía, empleo y consumo

Volver a Economía, empleo y consumo Hacia una comprensión del vínculo entre la economía feminista y la soberanía alimentaria

Ir a webita de autora Sarai Fariñas

Economía feminista, soberanía alimentaria y defensa del territorio

Retomando la interdependencia y la ecodependencia nos preguntamos: ¿Qué tienen en común la economía feminista y la soberanía alimentaria?

Esta pregunta puede ser respondida de manera muy simple. Para la economía feminista hay una tensión permanente que tiene su origen en el conflicto capital-vida. Amaia Pérez Orozco lo explica con algunas claves de la economía marxista: para el capitalismo la máxima es la acumulación de beneficios y utiliza la vida como un medio para lograr su objetivo.

Es decir, una lógica que avala modelos de producción (también modelos de producción agrícola) que atacan sistemáticamente la vida porque su fin último es la acumulación. Y esta ,en última instancia, se sostiene de la expoliación de los territorios y del trabajo invisibilizado de sujetos históricamente femeninos. Tanto la soberanía alimentaria como la economía feminista hacen patente la relación imposible entre la sostenibilidad de la vida y la actual lógica productivista.

Para desentrañar más la relación, nos ubicaremos en el epicentro de la Alboraia del 2015 para comprender a una Amparo que ha crecido unos años y que nos iluminará con un relato imaginario pero, como dicen las películas de tarde, basado en hechos reales.

La aprobación de un Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) está poniendo en jaque la supervivencia de las familias rurales de la huerta valenciana. Amparo, que ha tenido una vida dedicada a sostener un hogar digno –con todo lo que ello implica– no soporta ver cómo los intereses de unos pocos van a tirar por la borda toda una vida. Su casa y la huerta de la que tantos años han comido se puede venir abajo. Su imaginario relato nos pasea por el patio interior donde un armario cansado de soportar intemperies se abre para mostrarnos unos 40 botes de cristal que contienen semillas. Sin nombre. Dice ella que sería capaz de reconocer las semillas de los diversos tomates  solo tocándolas. Entre lágrimas nos pregunta que dónde va a plantar ahora ella estas semillas que durante tantos años ha seleccionado. Ella es quien las ha escogido celosamente y ha conservado las especies de su tatarabuelo para que sus nietos continúen plantándolas. Habla bajo y vuelve a preguntar: "¿te crees que esto no lleva trabajo?" Un trabajo invisible, no remunerado, feminizado, que sostiene la dignidad, que alimenta a una familia y que pone en jaque la lógica productivista de la agricultura como simple negocio, ubicándola, con el delicado trabajo vital de Amparo, en el centro de una eco-economía (o economía de la vida) frente a la economía de la muerte del PGOU o –como dice mi compañero Horacio Machado– frente a la necroeconomía.

Pero Alboraia en 2015 es la hermana gemela de Cajamarca en este mismo año. Y el PGOU, el hermano gemelo de la minera Yanacocha. Como decíamos al principio, un escenario común. En esta provincia del norte del Perú, las transnacionales mineras están atacando sistemáticamente la vida, poniendo en peligro las cabeceras de cuenca y contaminando los acuíferos que garantizan la supervivencia de las familias campesinas en nombre de la lógica de producción. Amparo podría ser en este caso doña Blanca y nos encontraríamos con una campesina peruana que pone en práctica las recetas de la economía feminista para defender una soberanía alimentaria. Una campesina que se cuestiona en voz alta por qué el trabajo de las mujeres –que ha consistido desde que ella tiene razón de ser en proteger a la familia y a la comunidad con su trabajo en la chacra (huerto familiar)– nunca ha sido reconocido, ni con dinero ni con las gracias. Y al mismo tiempo levanta la mirada y con una voz dolorosa vuelve a preguntar: "¿Y por qué el trabajo que han hecho los hombres históricamente (y mira hacia la mina) ha estado tan bien pagado y, sin embargo, ha destruido a nuestra madre tierra y nos ha quitado los alimentos sanos para vivir bien?"

Blanca y Amparo nos dan la clave, pues, para comprender la soberanía alimentaria, la defensa del territorio y la economía feminista de la ruptura como tres claves íntimamente unidas para la derrota del capitalismo patriarcal.

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Publicado en mujerpalabra.net en noviembre 2015