Clases y talleres - Talleres de Sisters. Workshops with Poems al español
Decolonizar la mente (Taller)
Michelle Ford / michelle renyé
ATENCIÓN, COMO SIGO ESCRIBIENDO SISTERS... ANTES DE FIN 2024 SUSTITUIRÉ ESTA TRADUCCIÓN POR LA DE LA VERSIÓN MÁS RECIENTE, QUE HE QUITADO COSAS QUE DISTRAÍAN UN POCO, EN ESE AFÁN DE DECIR TANTO QUE HAY QUE DECIR.
Traduzco mi taller “Decolonizing Our Minds” porque ha sido considerado de utilidad para el trabajo en la comunidad, dado su enfoque. Agradecer a la Asociación Gitanas Feministas por la Diversidad su interés, particularmente a Sara López Olvera por su feedback como socióloga y activista romaní.
Este taller está incluido en el libro que actualmente preparamos (y que esperamos publicar en 2024), Sisters. Workshops with Poems, y es la introducción al bloque de poetas anglófonas de naciones americanas con ciudadanía estadounidense o canadiense.*
TALLER “DECOLONIZAR NUESTRAS MENTES”
TAREA. Lee esta introducción a los talleres de los poemas de escritoras anglófonas americanas y toma notas de lo que te llame la atención o quieras pensar luego. Es posible que te apetezca y que te sea de utilidad empezar un diario de aprendizaje porque los contenidos de los talleres nos atañen a todas las personas, en realidad, nos ayudan a meditar sobre cuestiones importantes sobre cómo estar en el mundo humano.
Relee o vuelve a tus anotaciones de estas primeras impresiones una vez hayas trabajado en los talleres de esta sección de Sisters. Workshops with Poems: Reinventing a Language, Dian Million, Rethinking Human Rights, Joy Harjo, Tiffany Midge, Connie Fife and Indigenous Peoples’ Day.
Escribo este taller como mujer blanca que lleva décadas leyendo a escritoras anglófonas indígenas americanas como las incluidas en esta sección, y también una vida en los movimientos sociales que luchan por la superación de sistemas violentos de organización humana, masivamente misóginos y racistas, amenaza a todas las cualidades humanizantes de nuestras asombrosas mentes humanas y a nuestra diversidad identitaria.
Escuchar a las personas y pueblos indígenas objetivo del racismo blanco prevalente es una fuente de conocimiento fundamental. Necesitamos comprender lo que explican cuando dicen que continúan sufriendo los efectos de la colonización, de formas que aún parecen insuperables, los efectos del racismo blanco. Decolonizar nuestras mentes significa que todo el mundo necesita trabajar contra el impacto del racismo en nuestro ser y en nuestra comunidad, sea que pertenezcamos al grupo que recibe el odio y la exclusión sistémicas, o al grupo que crea esa situación injusta y cruel.
El racismo nos condiciona a todo el mundo, aunque de formas diferentes: recibiendo odio y siendo condenadas a la pobreza y estigmatización, lo que afecta a nuestra imagen propia de forma muy destructiva, como veremos, o desde nuestra posición de ventaja que, lo pretendamos o no, ayuda a la construcción del racismo por activa y por pasiva, sea porque se ve que tener derechos otras personas le quita algo al grupo que se impone, sea porque se es indiferente a lo que ocurre – y aquí ser antiracista significa, por ejemplo, que no participaríamos en la construcción de un muro para negarle derechos a nadie, pues los derechos de alguien no son una amenaza a los derechos de otras personas. En cualquier caso, la gente que padece el odio racista tiene que soportar un sistema complejo de violencia que no deberíamos crear ni justificar de ninguna forma.
Las comunidades blancas de prevalencia han desarrollado visiones y maneras racistas sistémicamente y lo que podemos hacer es dejar de creer que lo que ocurrió en el siglo quince con la colonización en América y en España con la persecución del pueblo gitano, el pueblo romaní, no tiene relación con el presente. Las guerras de aculturalización no han terminado, sólo han evolucionado, pero siguen destruyendo idiomas, comunidades, su sustento, siguen sin proteger a nadie, pues la apropiación de recursos la dirigen quienes diseñan estas guerras. La pobreza queda explicada en gran parte por la violencia que procede de comunidades donde el racismo blanco prevalece e intenta presentarse como la única forma de comprender la vida y la comunidad. Tiene que importarnos comprender lo que está mal para generar la posibilidad de desarrollarnos de formas menos brutales, que nos permitan la coexistencia en diversidad.
Los pueblos indígenas y el pueblo romaní fueron y siguen siendo obligados a dejar de usar, o a despreciar, sus propias lenguas por las actitudes y los hechos de la prevalente comunidad blanca, no sólo por una macroeconomía global racista (que siempre halla beneficios en el empobrecimiento de las poblaciones y sus guerras asociadas). Que te excluyan de las historias de la humanidad, que te obliguen a olvidar tu lengua, es ser objetivo de una guerra genocida que continua, una experiencia de indescriptible dolor y capacidad destructiva. La prohibición de lenguas o su estigmatización sigue siendo un arma clave en la cultura de guerra, porque sin nuestro propio idioma perdemos nuestra VOZ, nuestra visión, nuestra memoria; nos perdemos. Negarle a la gente el sistema de conocimiento que es una lengua destruye su identidad individual y colectiva y agota su fortaleza para poder defenderse de tanto abuso y a tanta distorsión de quién se es, como veremos de la mano de Delia Grigore y Lee Maracle a continuación. El odio a ti misma es uno de los efectos más dañinos de las guerras de aculturalización que desarrolla sistémicamente el racismo blanco.
Pensemos en el grupo “mujeres” en las sociedades patriarcales misóginas. A menudo nos subestimamos u odiamos a nosotras mismas: no nos gusta nuestro cuerpo, dudamos de nosotras mismas, de nuestras capacidades y talentos, creemos que nuestro trabajo o nuestra aportación no tiene un verdadero valor y que, en cualquier caso, no tiene relación con el uso de nuestra inteligencia humana (arte, lenguaje, tecnología). No se trata de un problema individual. Le ocurre a este grupo PORQUE reflejamos lo que las sociedades patriarcales nos enseñan, esos valores prevalentes que establecen que “las mujeres” están llenas de fallos y deficiencias, a diferencia del Hombre (blanco, imagen de dios). La inteligencia, la libertad, la creatividad, ser buena persona, el conocimiento, todo esto se relaciona con ese personaje imposible, el creador de la cultura (de violencia).
Esta ficción que persiste ha sido creada durante milenios, es un desarrollo cultural. El sistema binario de sexo-género patriarcal es resultado de lo que cree la mayoría. Pero no describe las identidades humanas, la diversidad humana, que no puede contenerse además en un sistema binario, de dos únicos grupos, por más que sólo dos tipos de órganos sean los que intervienen en la reproducción de la especie. “Los hombres” pueden ser cuidadores, “las mujeres” pueden ser creativas, las personas pueden ser muy fuertes y muy frágiles, en un montón de formas, no depende de sus órganos sexuales. Las personas pueden querer o poder procrear, o no. Sus vidas pueden tener significado en formas diversas, no sólo por razones biológicas. La mayoría de las personas no encaja con los descriptores del modelo identitario patriarcal. Nuestra imaginación nos permite desarrollar formas diversas de vivir y aportar al grupo social.
En el patriarcado y su mentalidad bélica de reducirlo todo a dos bloques donde uno debe prevalecer, desde la consideración del bloque género, media humanida es negada una voz por razón de su capacidad gestante. No aparecemos en la historia patriarcal. Buscamos nuestras voces e investigamos el pasado para crear una memoria más veraz de quiénes somos. Estamos escribiendo historias de “ellas” (herstories) y esperamos que esto aporte a una historia de la humanidad (humanstory) que haga obsoleta la historia patriarcal (history), por el daño de sus narraciones. Levantamos la voz para participar en los procesos de decisión, para que nos lleguen los recursos apropiados a todo el mundo, para decidir con libertad lo que queremos hacer, y cómo. Rechazamos los derechos humanos de segunda clase y la cosificación de nuestra existencia. Esto se parece a la lucha de las poblaciones atacadas por el racismo blanco.
Del mismo modo que necesitamos dejar de estar ciegas a lo que significa vivir en sociedades patriarcales que consideran a las mujeres inferiores y justifican así su opresión, necesitamos dejar de ser ciegas al racismo blanco y todo el daño que hace a las comunidades, a los grupos que son su objetivo -- aunque también a quienes están en el grupo que ejerce la opresión, pues ejercer o justificar la violencia y la injusticia, no hacer nada para pararlas, cambiar el rumbo, degrada nuestra humanidad, impide que nuestra inteligencia humana, empática, resuelva problemas en formas que no nos destruyan, que permitan a todo el mundo llevar una vida de su elección.
Es preciso que dejemos de creer que los sistemas de violencia protegen a nadie. Los sistemas de violencia son débiles porque sólo pueden destruir, necesitan la colaboración de todo el mundo para perpetuar la violencia, pero también para posibilitar la vida. Así, podemos tener un impacto en la dirección de nuestra evolución sociocultural. Una parte vital de quiénes somos como animales de la especie humana es nuestra capacidad para cuidarnos unas personas a otras, ese valiosísimo ser animales sociales con imaginación. Podemos cuidar la vida de mil maneras, como lo demuestran las identidades culturales e individuales. Somos capaces de solucionar problemas sin abusar o destruir a nadie. Lo hacemos a diario, aunque no lo “veamos” porque la cultura nos dice que sólo “soluciona” la violencia. La empatía del cuidado mutuo – esa prioridad que no tiene la cultura patriarcal -- es lo que precisamente nos permitió sobrevivir en la llamada “pre-historia”, antes de que desarrolláramos formas de organización no igualitarias. Es lo que nos permite sobrevivir a la violencia. Es lo que nos permitiría superar este sistema cultural de violencia, si fuéramos mayorías con esta claridad mental y vital.
Escuchemos ahora a Delia Grigore y Lee Maracle, nos ayudará a inspirarnos, a aprender a comprender mejor, y con ello, a analizar, interpretar, expresarnos mejor.
Delia Grigore, investigadora y pensadora romaní de Rumanía, ha analizado la cuestión del odio a una misma en los grupos que reciben el odio de la sociedad prevalente. En su trabajo sobre por qué la Poesía (la Literatura) es crucial para la construcción de la identidad (“Romani Literature: A Keystone of the New Romanipen” (30’) en el canal de youtube del ERIAC, European Roma Institute for Arts and Culture, publicado el 28 de enero del 2021), Delia Grigore explica:
“[E]xiste una profunda necesidad de definir y comprender el patrón de pensamiento de nuestro pueblo romaní, en especial en lo concerniente a la relación con nuestra propia persona. El pueblo romaní, como integrantes de un grupo minoritario (considerado desviado e inferior), tienen a la mayoría como grupo de referencia (consideradas personas de éxito y representativas), y por esta razón interiorizan las representaciones sociales que esa mayoría tiene sobre el pueblo romaní, percibiéndolas como propias. Al tratarse de representaciones sobre todo negativas, la imagen que la persona romaní genera de sí también es negativa, y su autoestima étnica se hunde. Además, si consideramos los tres egos (yoes), lo que las personas romaníes creen de sí (el ego percibido), es, en la mayoría de los casos, contrario a lo que desearían ser (el ego ideal) y a lo que la persona romaní cree que debería ser siguiendo los deseos de quienes la rodean (el ego deseado), circunstancias que conducen a una autoestima distorsionada, de efectos muy destructivos.
Cómo escapar a estos efectos se expresa, muy a menudo, en una estrategia de supervivencia inconsciente basada en rechazar el yo auténtico (ego profundo) y abrazar el yo falso, inadecuadamente ajustado a los requerimientos y expectativas de una sociedad alienante. En otras palabras, la persona desarrolla una estrategia de ajuste al entorno social donde se encuentra ubicada: “Soy lo que la Otredad cree que soy porque la Otredad es superior a mí”.
El legado de una historia de exclusión y racismo anti-romaní ha tenido un efecto decisivo en la mente colectiva romaní. Mientras la fuente principal de autoestimas romaníes desciende, vamos hallando la interiorización del estigma social, que se opone y vence cualquier otro factor capaz de mejorar la autoesima étnica. Negarle a la persona sus derechos, y el acceso a cualquier recurso para su desarrollo social, conduce a la pérdida de dignidad étnica y a la instalación la autoinculpación y la vergüenza. El estigma que pesa sobre la identidad romaní ha conducido a la interiorización de la imagen negativa, que se amplifica con el uso sistemático en la sociedad contemporánea de un dañino lenguaje racista cuajado de estereotipos negativos sobre la comunidad romaní.
Para reconstruir la autoestima étnica romaní y para recuperar la dignidad étnica el único camino es que el pueblo romaní se defina como grupo étnico dispuesto a luchar por convertirse en una nación cultural con un profundo sentido de pertenencia y con una sólida creencia en valores comunes y estándares compartidos. Para sentirte orgullosa de ti, tienes que saber quién eres. Para saber quién eres necesitas reunirte con personas como tú, distanciarte de otras para ver lo que te hace diferente de esas otras personas y lo que compartes con quienes se te parecen. ¿Qué necesita el pueblo romaní para no caer en un lento y seguro proceso de asimilación cultural? La respuesta es fácil de enunciar: sus propios valores. ¿Cómo crearlos? Con producción cultural en su lengua materna, en otras palabras, con literatura.” (Más sobre Delia Grigore en RomArchive y Delia Grigore en mujerpalabra.net)
Leamos ahora a Lee Maracle, escritora y activista de la nación Stó꞉lō y ciudadanía canadiense.
Lee Maracle, en su ensayo “I Want to Write” [quiero escribir] publicado en I Am a Woman. A Native Perspective on Sociology and Feminism (Press Gang, 1996) [Soy una mujer. Análisis nativo sobre sociología y feminismo] explica:
“Por propia naturaleza, el racismo sólo permite al grupo victimizado expresar ese odio (recibido) en su propio grupo. La violencia colateral entre las personas nativas americanas es nuestra rabia anticolonial brotando y adoptando la forma de odio en nuestras comunidades.
Odio
Lee Maracle (traducción de michelle renyé)
Si el Estado no nos mata
tendremos que suicidarnos.
Como ya no está bien visto
cortarle la cabellera a “los salvajes”*
tendremos que hacérnoslo nosotres.
Como no es amable “violar indias”
tendremos que encontrar
a un Indio que nos fuerce.
Como no está bien matar de hambre “al indio”
tendremos que
matar de hambre a nuestras niñas y niños.
La ceguera de las buenas formas liberales
nos impide ver a nuestro enemigo,
no queda otra: tendremos que declararnos la guerra.”
Poema original en inglés:
Hatred
Lee Maracle
If the State won’t kill us
we will have to kill ourselves.
It is no longer good etiquette
to head-hunt savages
we’ll just have to do it ourselves.
It’s not polite to violate “squaws”
we’ll have to find
an Indian to oblige us.
It’s poor form to starve an Indian
we will have to
deprive our young ourselves.
Blinded by niceties and polite liberality
we can’t see our enemy,
so, we’ll just have to kill each other.
Maracle añade: “El odio propio no es real. Encubre una rabia sistémica. Las personas pequeñas que conozco son las rosas del otoño. Siempre están floreciendo. Sus madres y padres podrán estar deshechos pero ellas siguen floreciendo como una preciosa y tozuda rosa.”
En “Education” Maracle apunta a una idea clave: “La educación se ocupa de mantener la cultura. (…) La sociedad en la que vivimos es racista. Lógicamente, la educación que recibimos es racista. Nuestros estudiantes son las víctimas de este racismo. El esfuerzo que tenemos que hacer las madres y padres, y las personas pequeñas, para no interiorizar ese racismo es impresionante.
Las condiciones de vida de la gente blanca en Canadá son mucho mejores que las de nuestra gente. El estudiantado blanco lo sabe. Y nuestras hijas e hijos también lo saben. Les enseñan que todo es culpa nuestra: que somos incapaces, o, dicho más sofisticadamente, que la lógica y la ciencia no son conceptos que podamos manejar. El estudiantado blanco no tiene ninguna base para respetarnos, y no lo hace. Pedirle a nuestras estudiantes que aguanten los latigazos del racismo es criminal. Pedirle a nuestros jóvenes estudiantes que olviden el pasado es negar el presente. El presente que tienen no está desconectado de su pasado.
Como personas adultas, somos responsables de limpiar el destrozo en el que históricamente [nos encontramos].”
En el ensayo “My Love” del mismo libro, empieza explicando: “Hemos tenido que pasar tanto tiempo vadeando entre los montones de basura que una sociedad colonial racista nos ha echado encima para poder encontrar el amor… tanto para poder unirnos de verdad…” y termina con la idea de que “explorar nuestras actitudes nos humanizará”. Pienso que las personas blancas tienen que atender a esto, para aprender a convivir con otras comunidades y culturas del planeta.
En “The Rebel”, dirigiéndose a su gente, pero de lo que todo el mundo podemos aprender, explica: “Inherente en la filosofía de un pueblo se encuentra el sentido de la lógica que les permite ver las relaciones internas que los gobiernan. Esa lógica guía su conducta, sus estructuras de gobierno, y su forma de organizarse mucho más que su visión del futuro. Puede que todo el mundo tengamos el mismo objetivo, pero la forma en que nos organizamos para lograrlo determinara qué se consigue más poderosamente que el propio objetivo.”
En la lucha noviolenta en el mundo (esa historia de la humanidad que no nos cuentan) a la gente le ha movido esta idea, que nuestra forma de concebir y realizar la vida da forma a lo que logramos. Si queremos construir un mundo libre de violencia e injusticia no podemos ser violentas o injustas con la gente. (Cierto, tenemos que pensar cómo hacer con quienes sólo quieren ser violentos e injustos!***) Los sistemas de violencia que sostenemos no han protegido a nadie, hemos perdido la vida en ellos, hemos aceptado la pobreza a causa de ellos, y peor aún, hemos odiado a otras personas por ellos. Estos sistemas no nos han dado un mundo de paz y justicia, ni han protegido el planeta, donde vivimos. Están destruyendo a todo el mundo y la naturaleza.
Con todo, las cualidades positivas de ser humanas no han sido borradas de nuestro ADN, las tenemos en nuestra vida cotidianas, como estrellas en la oscuridad impuesta por valores de prevalencia, y tenemos que hacerlas nuestra cultura, la base de las diversas culturas humana de la Tierra. Esa compleja y total violencia no ha logrado borrarlas. Seguimos sabiendo que es el cuidado y apoyo mutuo es el camino para la coexistencia, lo que protege a todo ser viviente, no la acaparación de recursos y la violencia para protegerlo. La respuesta a los sistemas de violencia no es prevalecer sino predominar, ser una mayoría que genera un tipo no destructivo de mundo, donde la vida pueda desarrollarse en su diversidad natural.
Crear literatura – concretamente poesía, por la mayor libertad y su conexión con la comprensión emocional – nos ayuda a sanar, porque identificamos las fuentes del sufrimiento y buscamos soluciones, nuestras propias voces, para que se eleven sobre lo que nos desempodera. Muchas personas sometidas a violencias sistémicas han creado poemas. Y a través de esta forma de expresión artística, rescatamos nuestro ser humanas y ayudamos a quien nos escucha o lee a lo mismo. Rescatamos y alimentamos la identidad. Puede ser una forma de conectarnos como animales humanos, de romper el aislamiento y la opresión que genera la violencia.
No hace falta ser poeta para escribir un poema. No tengas miedo. ¡Basta con ser humana! Explora la experiencia. Cuanto más y más escribas (y un poema se puede crear o garabatear en casi cualquier momento, es muy barato, es muy posible!), más aprenderás a escribir de una forma en que puedas plasmar destellos de quién eres en realidad, de quiénes somos.****
Otros recursos
*“Decolonizar nuestra mente” puede complementarse con el taller dedicado a “The Housing Poem” de Dian Million también en Sisters. Workshops with Poems. El audio en inglés se puede escuchar en The Talking People Podcast. La traducción al español será publicada en mujerpalabra.net > Clases y talleres, también.
**Roxanne Dunbar-Ortiz, historiadora, cuenta la realidad de lo que fue “cortar cabelleras” en su libro An Indigenous Peoples History of the United States (Beacon Press, 2015, que en 2019 publicó la versión para secundaria), traducido como La historia indígena de Estados Unidos por Nancy Viviana Piñeiro (Capitán Swing, 2019).
*** The Day the Earth Stood Still (guion de Edmund H. North, 1951) es una película que aportó algunas ideas sobre que sí podría construirse una sociedad noviolenta, aunque ésta sí tendría un uso de la violencia estrictamente limitado y excepcional – ideas que han sido eliminadas en las versiones cinematográficas más recientes --. Descargar el guion en talkingpeople.net, sitio educativo altruista (link en título arriba)
Para más ciencia ficción donde no se haga un canto a la violencia y el militarismo patriarcal, leer el relato de Ted Chiang "Story of Your Life" en el que se basó la película Arrival (2016) --que además de no ser no tener a alienígenas contactando al presidente de EEUU, fue protagonizada por una mujer (lingüista) porque el escritor se negó a que lo cambiaran a un varón. Ver Language Learning from Reading
****Para pensar el tema de cómo la poesía puede empoderar puedes escuchar el ensayo “Poetry and Empowerment” en el canal youtube “michelle renyé, escritora y activista” (traducción de próxima publicación en el canal)
Información sobre uso de este material: Cultura Libre:Atribución 4.0 Internacional (CC BY 4.0) Se pide que se cite esta fuente Taller "Decolonizar nuestras mentes" en mujerpalabra.net > Otras secciones > Clases y talleres > Talleres en español de Sisters. Workshops with Poems o bien a la autora
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